En la Nochevieja de 2005, vivida según costumbre con los mismos amigos y disfrazados convenientemente de mamarrachos, recuerdo como Jesús Melgar y un servidor nos lamentábamos de los muchos años que habían de pasar antes de que la rima pudiera permitirnos la chanza con la que felicitamos el tránsito del 2004 al 2005 a nuestros queridos Ramonchu García y Ana García Obregón. Toda España brindó con «ahínco» una vez dieron los vivas correspondientes. Fue una bonita empresa colectiva, de las que no prosperan fácilmente en España. Nosotros, tras lo estentóreo de las asonancias, echamos las cuentas y lamentamos que tuvieran que pasar veinte años, veinte, antes de poder conjurar al gran espíritu de la rima: es cierto que el 2013...
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