José Luis Ábalos negó durante su declaración en el Tribunal Supremo haber participado “en ningún caso y en ninguna fase” en la designación de la empresa de la trama, Soluciones de Gestión, como adjudicataria para los contratos de las mascarillas de Puertos del Estado y de Adif, ambas dependientes del Ministerio de Transportes que entonces dirigía.
Aseguró que conoció su existencia, la de los millonarios contratos públicos bajo sospecha, cuando la contratación se resolvió y firmó la orden ministerial. Solo entonces. No dio, según afirmó, en ningún momento alguna “instrucción” o haberse “reunido” con algún miembro de la empresa vinculada al cobro de comisiones ilegales que se investiga. Desvió la responsabilidad hacia el que fuera su subsecretario de Estado Jesús Gómez como el encargado de los contratos por “la confianza” que le despertaba su currículum al ser interventor de Hacienda.
Según defendió el exministro socialista, le encargó a su antiguo asesor Koldo García que buscase una vivienda en la costa para alquilar con opción de compra en verano de 2021 y este se desplazó a visitarlos, entre el que estaba el chalé de la Línea de la Concepción que le habría recibido en contraprestación por parte del comisionista Víctor de Aldama. "No sabía”, alegó, que una empresa vinculada a Aldama fue la que finalmente compró el inmueble y dijo que adelantó tres mensualidades por valor de 7.500 euros, pese a que solo estuvo “tres veces”. Entregó ese día copia de las transferencias.
Sobre Jéssica Rodríguez Fernández, la mujer a la que Aldama a través de un socio pagaba el alquiler de un piso en el centro de Madrid, reveló que se la “presentó” el propio Koldo, inició con ella “una relación sentimental extramatrimonial” y le acompañó en algún viaje oficial y él mismo a través de su asesor pagaba los desplazamientos y gastos. De su contratación como administrativa en Ineco, dependiente del Ministerio, contó que supo que el hermano de Koldo, Joseba García, la propuso para ser su asistente. “No tuvo que ver”, afirmó, que estuviera con el ministro. Se desvinculó también de la posterior contratación de esta mujer en otra empresa pública, Tragsatec.
Ábalos dijo que “porque tuvieron una relación de un año” Koldo le trasladó, como se desprendió de los chats intervenidos por la UCO, que acabó su contrato una de estas entidades. La gestión del piso de la madrileña plaza de España, dijo el imputado en la "trama Koldo" por su supuesto "papel principal", la asumió Koldo y solo le comentó que "un amigo tenía un piso de su empresa" y le permitió alojarse “temporalmente”, lo cierto es que vivió allí casi tres años.
Admitió que pudo “coincidir” con el socio de Aldama que pagaba el alquiler a su novia (2.700 euros al mes), Luis Alberto Escolano, "en alguna ocasión" y volvió a referirse a su antigua mano derecha como era el que asumía el abono de este alquiler para “ayudarla”, pero matizó que ella también "aportaría algo”, lo que no concuerda con lo que se evidencia investigación policial desarrollada hasta el momento. El juez le apuntó que resultaba “extraño” que su antigua mano derecha pagara el alquiler. “Quien bien lo sabe es Koldo”, apuntó en respuesta, y añadió que "las relaciones mías en lo personal siempre eran a través de Koldo”.
El que fuera número tres del PSOE explicó que "no tuvo nada que ver" la carta con la que se declara a Aldama enlace del Gobierno de España con el opositor al chavismo Juan Guaidó en Venezuela firmada por él, como apuntó el juez. "No tuve nada que ver, no elaboré, ni firme" este documento, se defendió. El fiscal le recordó que la carta incluye al final un sello que reza “ministro de Transportes”, Ábalos dice “no identificarlo” y repitió que “nunca lo firmó”. La carta, en palabras del antiguo cargo socialista, es "totalmente falsa".
Ábalos admitió ante el magistrado Puente que sentía inquietud porque el rescate Air Europa, que finalmente fue de 475 millones, tuviese lugar por que no se hundiera al ser “la más grande de aviación que tiene España” y dado esta ayuda estaba hecha para estos casos. No es otra, apuntó, "que no se hundiera una compañía de bandera española que afectaba a 12.000 empleos", aunque negó que le “correspondiese” a él aprobarlo y desvió el foco a que fue Hacienda a través de la SEPI.
A él solamente le invitaron a estar en la gestión de la ayuda por pertenecer Air Europa a un sector de la rama de su ministerio. El que estuvo en estos encuentros, afirmó, fue su subsecretario Pedro Saura y él tuvo, eso sí, “interlocución” sobre ello con el resto del Ejecutivo. Intervino para que "se viera la necesidad de acometer las ayudas” y evitar la desaparición de la línea aérea de Globalia por la paralización de la Covid.
“A Koldo es a quien le llega todo”, dijo al ser cuestionado sobre los mensajes entre Aldama y el que fuera su asesor de Air Europa siguiendo el avance de la concesión de la subvención millonaria. Explicó que el comisionista se le presentó como asesor de la aerolínea. ”Koldo me transmitía la ansiedad y preocupación” de la dirección de Air Europa y Aldama, pero “no intervinieron”. Javier Hidalgo, el que fuera consejero delegado de esta, sí que hablaba sobre ello con él al ser ministro de Transportes.
Sobre la visita oficial a México con Aldama de febrero de 2019 para el Tren Maya, el único en el que aseguró haber coincidido con el expresidente del Zamora CF, lo vinculó a una liquidación de la construcción del nuevo aeropuerto México DF en el que estaba Ineco, lo que implicó para su departamento un "riesgo de perder fondos y el proyecto". Paralelamente, recibió la invitación de la de gobernador de Oaxaca para abordar la obra del Tren Maya con la que, apuntó, Aldama mantenía una relación como “representante” y aprovechó la oportunidad de una posible colaboración española para obra pública ejecutada en el país norteamericano.
“Todos los viajes oficiales son en coordinación con Exteriores”, le rebatió al juez, para negar que el empresario organizase la visita y limitó su participación a que sí se encargó del encuentro con el gobernador de Oaxaca y una visita en el Senado del país.
Calificó la relación suya con Aldama “no necesariamente personal” y dijo que “no formaba parte de nuestra delegación”, pero dijo que “no sabía” si viajo con él en el avión.
“Nunca” recibió dinero en metálico por parte de Aldama, como este último afirmó , y sobre el piso de La Castellana, propiedad de Aldama, que también habría servido de contraprestación a los contratos del material sanitario, firmó un contrato de arrendamiento por un precio por debajo del mercado con opción de compra “fallido y nulo” y “nunca tuvo entrega de llaves porque estaba arrendado a otra persona”.
Ve el exministro que el comisionista está haciendo una "utilización de algo que nunca se produjo y revestirlo de otra cosa, ahora veo que fui engañado”. Se siente engañado. “El piso le costó 430.000 euros” a Aldama, concretó Ábalos, y negó que el precio fuera por debajo del mercado porque los más de 700.000 euros que se fijó para su venta “es el doble y fue hace cinco años”.