Las dos personas normales visitan el huerto urbano que acaban de abrir en el barrio, sobre un viejo solar. El huerto está lleno de neumáticos semienterrados pintados de mil colores, niños vociferantes, madres que hablan entre sí, padres con bebés mochila. Y proyección de cine los viernes en el costado de una furgoneta blanca. Las dos personas normales están de lo más animadas. —Qué alegría todo, ¿no? —Pues sí. —Qué luz y qué color y qué de todo. —Y qué frío y qué tomates. Mira. —Pero si no hay nada. —Pero está la tomatera, mírala, mira qué palos más bien puestos. Le salen ahora los tomates, ya verás. —No creo, ahora no sale nada, aún no habrán ni plantado. ¿No...
Ver Más