Con el cambio de año brotan de forma casi natural los adivinos, los clarividentes, los profetas del futuro, y quien más quien menos aún incluso los más escépticos de forma más o menos indisimulada, prestan oídos a toda una serie de previsiones y anticipos de lo que ha de venir. Luego, el tiempo, juez inapelable será el que ponga a cada cual en su lugar pero mientras tanto la veda queda abierta.
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