El atropello múltiple en EE UU se une a otros ocurridos en el mundo en los últimos años, la mayoría con un número de fallecidos similar. Con motivaciones diferentes, estos actos se caracterizan por ser una forma de atacar barata y sencilla.
El 20 octubre 2014, un joven canadiense de 25 años convertido al Islam, atropelló a dos soldados en Saint-Jean-sur-Richelieu, cerca de Montreal (Canadá), causando la muerte a uno de ellos antes de caer muerto en un tiroteo con las fuerzas de seguridad. Tan solo dos años después, el terror se trasladó a Europa, en concreto a Francia. La noche del 14 julio 2016, coincidiendo con la celebración del Día Nacional de Francia que incluyó un vistoso espectáculo de fuegos artificiales, un conductor suicida arrolló con un camión en Niza a una multitud que asistía a los festejos pirotécnicos en el paseo de los Ingleses. Murieron 86 personas (diez de ellos niños) y cientos de ellas sufrieron heridas. Días después el Estado Islámico reivindicó el ataque como obra de uno de sus «soldados».
Unos meses después, también en el corazón de Europa, 19 diciembre 2016, murieron un total de 12 personas después de que un camión arrollara a una multitud en un mercadillo de Navidad en Berlín.
Al año siguiente, 22 marzo 2017, murieron cinco personas (entre ellos una española y un policía) en un ataque terrorista ante el Parlamento británico, en Londres, que reivindicó el Estado Islámico. En concreto, un hombre arrolló a los viandantes en el puente de Westminster con un todoterreno y apuñaló después al agente. El terrorista fue abatido. En abril de 2017, un uzbeko residente en Suecia atropelló con un camión a una multitud en una calle peatonal del centro de Estocolmo y fallecen cinco personas. Ese mismo año, en verano, el 3 junio, ocho personas murieron (entre ellos un español) y al menos veinte personas resultaron heridas, muchos de ellos en estado crítico, después de que un vehículo atropellara a peatones en el Puente de Londres y sus tres ocupantes acuchillaran en su huida a varias personas hasta llegar al cercano mercado de Borough. Los tres yihadistas fueron abatidos por la policía. A los pocos días, de nuevo el horror sacudió de nuevo a la capital británica.
El 9 junio 2017, una furgoneta arrolló a fieles musulmanes cerca de la mezquita de Finsbury Park, al norte de Londres, dejando un muerto y diez heridos.
A los pocos meses, el 9 agosto 2017, un vehículo arrolla en la localidad de Levallois Perret, adyacente a París, a una patrulla del dispositivo antiterrorista desplegado en Francia tras los atentados de 2015 y causa seis heridos. El conductor fue neutralizado por la policía. En 17 agosto 2017, el terror golpeó a España. Una furgoneta arremetió contra los viandantes en Las Ramblas de la ciudad de Barcelona y provocó 14 muertos y casi un centenar de heridos. El 31 octubre 2017, un inmigrante uzbeko que dijo actuar en nombre del Estado Islámico arrolló en Manhattan (Nueva York) a decenas de personas y causó ocho muertos. También en tierras estadounidenses, el 22 noviembre 2021, al menos 6 personas murieron y otras 40 resultaron heridas después de que un vehículo les arrollara durante un desfile en Waukesha, Wisconsin.
El último de los atentados ocurrió hace tan solo trece días, el pasado 20 de diciembre en Magdeburgo (Alemania). Un hombre de origen saudí arrolló a centenares de personas que se encontraban en un mercadillo navideño. Murieron al menos cinco personas y centenares resultaron heridas.
