El santoral, también conocido como calendario litúrgico, es un libro religioso que contiene la lista de los santos reconocidos por la Iglesia Católica y que se celebra cada día del año. Más allá de una simple lista de nombres, el santoral representa un viaje fascinante a través de la fe, la historia y la cultura cristiana.
El 1 de enero la Iglesia Católica celebra la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios, la primera de las festividades marianas del año. Tiene su origen en el Concilio de Éfeso, celebrado en el año 431.
Este fue el tercer concilio ecuménico de la Iglesia Cristiana y tuvo un papel crucial en la definición de la doctrina cristológica y la forma en la que se entienden las relaciones entre la naturaleza humana y divina de Jesucristo.
Para llegar un acuerdo tras los debates teológicos que surgieron en el siglo V, el Concilio de Éfeso tomó como tema central la controversia que existía respecto a la figura de María, la madre de Jesús.
Nestorio, patriarca de Constantinopla, sostenía que María debía ser llamada "Christotokos" (Madre de Cristo) y no "Theotokos" (Madre de Dios). Según Nestorio, Cristo tenía dos personas separadas: una humana y otra divina, por lo que María sería madre solo de la persona humana, no de la divina.
Otros teólogos, como Cyrilo de Alejandría, defendían que Cristo era una sola persona con dos naturalezas (humana y divina, unidas inseparablemente) y, por tanto, María podía ser llamada "Theotokos", ya que dio a luz al Hijo de Dios encarnado.
El Concilio de Éfeso, que fue convocado por el emperador Teodosio II en el año 431, finalmente proclamó a Santa María como "Theotokos", es decir, la Madre de Dios. La resolución del debate ayudó a sentar las bases de una comprensión más clara sobre Jesucristo y su naturaleza.
El santoral católico es una meticulosa recopilación que aglutina los nombres de los santos y beatos que la Iglesia Católica conmemora oficialmente en fechas específicas a lo largo del año. Cada jornada del calendario litúrgico se vincula con uno o varios de estos personajes sagrados, quienes son evocados durante las misas y constituyen el objeto de las oraciones de los fieles.
Esta venerada tradición de celebrar y honrar la vida de los santos se arraiga en los albores mismos del cristianismo. En este periodo, comenzó la veneración a los mártires y a otros individuos que sobresalieron como ejemplos a seguir por su modo de vida y su testimonio de fe.
Estas conmemoraciones trascienden la mera rememoración. Constituyen momentos de introspección y conexión con los principios y valores que estos personajes personifican. Los santos y beatos, con sus vidas y sus acciones, nos ilustran cómo mantenernos fieles a nuestros principios, incluso en periodos de persecución y adversidad. Nos educan, a través de sus vivencias, que siempre es posible hallar la fortaleza para mantenernos leales a nuestras convicciones.
Además, el santoral puede ser una valiosa herramienta para profundizar en la historia de la Iglesia y del cristianismo, así como para hallar inspiración en la vida y las enseñanzas de los santos. Al entablar una conexión con estas figuras históricas, los fieles pueden descubrir guía y fortaleza para sus propias vidas, al tiempo que rinden homenaje al legado de estos individuos ejemplares.
