Frutas, verduras, embutidos, carnes, libros, tornillos, ropa, complementos.... Sus actividades son variadas, pero con algo en común: son ese comercio tradicional , de proximidad, que además de atender a sus clientes, forma parte de la fisonomía de las ciudades y pueblos en los que cada día levantan su persiana. Esa puerta tras la que encontrar la compra diaria, darse un capricho, renovar al armario o encontrar eso que se necesita a última hora. La sangre que hace latir el pulso de la vida diaria de quienes allí viven o por allí pasan y cuyo «esfuerzo» a la hora de «ofrecer un servicio de calidad, innovar y mejorar su competitividad» ha merecido el reconocimiento con los Premios Comercio Tradicional de Castilla...
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