«Con el temblor de la muerte». Así se encontraba Menchu, una jienense residente en Ibiza que no quiso revelar su edad, al llegar a 'First Dates '. De tan nerviosa que se había puesto, la soltera expresó todo lo que se le pasó por la cabeza sin ningún filtro. «Parece que vas de comunión. Vas así con el traje, tan formal. Para recibirme te podías haber puesto más…», fue lo primero que le soltó a Carlos Sobera . Menchu acudió al restaurante de citas de Cuatro la noche del lunes 30 de diciembre con la esperanza de llevarse aunque un amigo «¿Un amigo?», espetó Sobera con suspicacia. Entre risas, la mujer se sinceraba por qué, pese a recurrir al 'dating show', no aspiraba a encontrar a su media naranja. Y es que «después de 18 años las telarañas y los arácnidos abundan», confesaba entre risas. Casi 20 años hace que se acabó su última historia de amor, por lo que el presentador quiso saber cómo ha aguantado tanto tiempo sin conocer a alguien. «Pues imagínate, a mano y a máquina», revelaba también sin pelos en la lengua. Antes de conocer a su pretendiente, el conductor de 'First Dates' culminaba el último trámite: preguntarle a la soltera por su prototipo de hombre. La descripción de Menchu , una vez más, no tuvo desperdicio. «Tiene que ser tipo tú, pero que no vista así de comunión. Eso ni para bodas se lo permito. Más como Matía s. Hay una parte de mi que me gustas formales, porque para loca ya estoy yo». La cita de la soltera fue Constantino (66), Tino , un cocinero de Pontevedra que además había sido en el pasado subcampeón de gaiteros en su Galicia natal. «Como premio, me mandaban a recibir a Franco al Pazo de Meirás. Manda 'carallo'… Siendo comunista como he sido, y además en la ilegalidad, corriendo detrás de la policía armada, y que le haya tocado la gaita a Franco », contaba como anécdota durante su presentación. Unos pocos minutos conociendo a Menchu le bastaron para deducir que se trataba de «una mujer entrañable y muy agradable». Sin embargo, ella quedó en shock por un buen rato al verlo, asombrada de que se pareciera a un primo suyo. Ya en la mesa, la calma que Tino transmitía logró lo que parecía una odisea: serenar el exceso de verborrea por nervios de Menchu . Más complicado le resultó distinguir cuando ella hablaba en serio o lo hacía en broma, aunque lograron entenderse y hallar muchos puntos en común. El problema es que también se dieron cuenta de que como pareja eran bastante incompatibles. Ella todavía no se sentía del todo preparada para convivir con nadie. Me siento muy salvaje, estoy acostumbrada a vivir sola. «Un cepillo de dientes nuevo todavía no entra», le dejó claro. A Tino , por su parte, le tiró «mucho mucho para atrás» que Menchu no fuese la compañera más adecuada para mantener el orden en su casa. Tampoco le hizo gracia lo poco receptiva que su cita se mostró en el terreno sexual. Según ella, por la menopausia. Él no la creyó del todo, como expuso ante las cámaras. «Si de verdad encuentra a una persona que le gusta seguro que se activa rápidamente». Y por si acaso, lo intentó haciéndole una sugerente propuesta, «dejaría que me esposaras y que hicieras lo que quisieras conmigo». Pero para Menchu , «Tino es más de boquilla que de acción». En un último intento para que hicieran 'match', los celestinos del programa llevaron a Menchu y Tino a rematar la velada en el reservado, donde les tocó darse un beso húmedo. La soltera, sin embargo, no estaba nada dispuesta. Tanto es así que avisó de que «si se me tira le doy un escobazo».
