Del «ruido de fondo» del real Mensaje (el Mensaje es el Estado de Partidos, McLuhan) al «ruido de forma» de la plebeya Nochevieja (con Broncano de bufón de Estado comiéndose las uvas del ciego/contribuyente), que no es otra cosa que el ruido de las ruedas al cambiar de vía. –Mirad a ése –decían unas charos de Verona, según cuenta Bocaccio–, mirad a ése –refiriéndose al Dante–, que va al Infierno y vuelve cuando quiere. En los 80 el Infierno era la ruidajera de la Nochevieja, que tenía su cachito de Cielo en el Pachá de Marilé Zaera. Uno salía todas las noches del año, menos en Nochevieja, que se quedaba en casa hecho un Juan Ramón, aislado de los ruidos...
Ver Más