El fallecido expresidente de Estados Unidos Jimmy Carter será despedido en un funeral de Estado en Washington D.C. que tendrá lugar el próximo 9 de enero, fecha que ha sido declarada por el actual mandatario, Joe Biden, como un Día Nacional de Luto en todo el país en su memoria. Este domingo 29 de diciembre se ha ido el expresidente estadounidense más longevo a los 100 años de edad en su residencia en Plains (Georgia).
Biden ordenó que las banderas de Estados Unidos ondeen a media asta durante 30 días a partir del domingo. La muerte de Carter se produjo tras el anuncio en febrero de 2023 de que había decidido ingresar en cuidados paliativos y pasar el tiempo que le quedaba en casa con su familia, después de varias hospitalizaciones breves con muy pocas apariciones públicas, la última al votar por su compañera demócrata Kamala Harris en las pasadas elecciones del 5 de noviembre.
El presidente Joe Biden lamentó la muerte de Carter, diciendo que el mundo había perdido a un «líder extraordinario, estadista y humanitario», y que él había perdido a un querido amigo. El mandatario destacó «la compasión y claridad moral» de Carter, su trabajo para erradicar enfermedades, forjar la paz, avanzar en los derechos civiles y humanos, promover elecciones libres y justas, dar hogar a personas sin techo y abogar por los desfavorecidos como un ejemplo para los demás.
«Para todos los jóvenes de esta nación y para cualquiera que busque entender qué significa vivir una vida con propósito y significado, una buena vida, estudien a Jimmy Carter, un hombre de principios, fe y humildad», glosó Biden en un comunicado. «Él demostró que somos una gran nación porque somos un pueblo bueno: decente y honorable, valiente y compasivo, humilde y fuerte». Como el fallecido, Biden pasará a la historia como un presidente de un solo mandato en la Casa Blanca.
Por su parte, el presidente electo, el republicano Donald Trump, aseguró en un comunicado también que «los desafíos que Jimmy enfrentó como presidente llegaron en un momento crucial para nuestro país, y él hizo todo lo que estuvo en su poder para mejorar la vida de todos los estadounidenses. Por eso, todos le debemos una deuda de gratitud».
Más tarde, en otro mensaje, el próximo mandatario de los estadounidenses dijo que «aunque estuve en profundo desacuerdo con él, tanto filosófica como políticamente, también comprendí que él verdaderamente amaba y respetaba a nuestro país y todo lo que representa. Trabajó arduamente para hacer de Estados Unidos un lugar mejor, y por eso le tengo el mayor respeto. Fue un hombre realmente bueno y, por supuesto, será muy extrañado. También fue muy significativo, mucho más que la mayoría de los presidentes, después de dejar la Oficina Oval».
Y es que definitivamente Carter fue uno de esos políticos que cambia para siempre la historia de su país. Nacido el 1 de octubre de 1924, el demócrata creció en una granja de maní y se graduó en la Academia Naval de los Estados Unidos en Annapolis (Maryland).
Fue elegido para el Senado del Estado de Georgia en 1962 y era un gobernador poco conocido de Georgia cuando comenzó su candidatura para la presidencia antes de las elecciones de 1976. Derrotó al republicano Gerald Ford, capitalizando su posición como alguien ajeno a Washington tras la Guerra de Vietnam y el escándalo de Watergate, que llevó a Richard Nixon a renunciar en 1974.
Carter sirvió un único y tumultuoso mandato y fue derrotado por el republicano Ronald Reagan en las presidenciales de 1980, una derrota aplastante que finalmente allanó el camino para sus décadas de activismo global a favor de la democracia, la salud pública y los derechos humanos a través del Centro Carter.
El expresidente es ampliamente reverenciado por su defensa de los derechos humanos. Su mediación en los Acuerdos de Camp David con el presidente egipcio Anwar Sadat y el primer ministro israelí Menachem Begin en 1978 sigue siendo central en su legado.
El expresidente y su esposa, Rosalynn, fundaron el Centro Carter en 1982, centrado en promover la democracia mediante la supervisión de elecciones extranjeras y la reducción de enfermedades en países en desarrollo a lo largo de los años. Carter recibió el Premio Nobel de la Paz en 2002 por sus esfuerzos para promover la paz en todo el mundo.
«La vida que tenemos ahora es la mejor de todas. Tenemos una familia en expansión y armonía, una vida rica en nuestra iglesia y la comunidad tras haber visitado más de 145 países. Miramos al futuro con entusiasmo y confianza, pero estamos preparados para la adversidad inevitable cuando llegue», explicó Carter en el libro «A Full Life» del año 2015.
En los últimos años, Carter mantuvo un bajo perfil público debido a la pandemia de covid-19 y varios desafíos de salud, pero continuó hablando sobre los riesgos para la democracia en todo el mundo, una causa que ha defendido durante mucho tiempo.
