La cuenta atrás para la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca está en marcha. Y es indudable que uno de sus temas estrella es la inmigración y la mayor deportación masiva de la historia de EE.UU. En esa línea, Texas se ha puesto manos a la obra y su gobernador, el republicano Greg Abbott, ha tomado la decisión de colocar unas vallas publicitarias a lo largo de la frontera sur de Estados Unidos, así como en México y Centroamérica. Su objetivo declarado es desalentar a que los migrantes decidan tomar la ruta que lleva a EE.UU. De modo que todo aquel que se acerque puede encontrarse una variedad de mensajes del tipo: «Tu esposa y tu hija van a pagar el viaje con su cuerpo. Los coyotes mienten. No pongas a tu familia en riesgo». También puede leerse en un cartel con una niña sonriente: «¿Cuánto pagaste para que violen a tu hija». Y en otra en la que aparece una muñeca tirada en el suelo se puede leer: «Muchas niñas que tratan de emigrar a Texas son secuestradas. Por el bien de tu familia, detén tu camino». Abbott se escuda diciendo que se trata de ofrecer una imagen realista a los inmigrantes de lo que les sucederá en su viaje o si cruzan ilegalmente a Texas. Unas vallas en varios idiomas y estratégicamente colocadas que «cuentan las historias de terror de la trata de personas. Imploran a esas personas en Centroamérica que consideren las realidades violentas y horribles de lo que les pasará a las mujeres y los niños que traen consigo», señaló Abbott en una conferencia de prensa en el Wall Ranch, en Eagle Pass, mientras posaba junto a un árbol quemado al que llaman el «árbol de la violación». Estos carteles se han colocado en El Salvador, Guatemala, Honduras y México, y a lo largo de la frontera entre Texas y también en los estados mexicanos de Nuevo León, Coahuila, Chihuahua, Tamaulipas. Y pueden encontrarse en español, árabe, chino o ruso . Una iniciativa que Abbott presentó acompañado por el director del Departamento de Seguridad Pública, Freeman Martin, y la directora ejecutiva de la Asociación contra la Agresión Sexual de Texas, Rose Luna, que constató los problemas crecientes de agresiones sexuales que se producen en el Tapón del Darién. Esta ocurrencia de Abbott ha generado fuertes críticas tanto de los juristas como de los grupos defensores de los derechos de los inmigrantes. Al tiempo que implica un debate complejo sobre la legalidad de colocar vallas publicitarias en otro país y violaciones del derecho internacional. Y es que el gobernador tejano es conocido por otras iniciativas polémicas para detener la inmigración en su frontera, como es el caso de un muro flotante con boyas gigantes color naranja en río Grande o la Operación Estrella Solitaria. En esta última trabajan desde el 2021 el Departamento de Seguridad Pública de Texas y el Departamento Militar de Texas a lo largo de la frontera sur entre el Estado de Texas y México. Y en su mejor momento ha llegado a tener el apoyo de 10.000 miembros de la Guardia Nacional. Abbott también impulsó la ley SB4, por la que podría encarcelar y deportar a migrantes indocumentados. Auspiciada por la idea legal de considerar 'invasión' a la llegada de inmigrantes. Abbott considera que en ese caso la Constitución estadounidense aporta los instrumentos necesarias que permitirían a los estados invocar poderes de guerra. Y sus propuestas han ido en escalada hasta el punto de que llegó a patrocinar autobuses para llevar a migrantes a Nueva York, Filadelfia o Chicago, para hacer visible el problema fronterizo que tienen en Texas saturando los refugios y las asistencia locales de estas zonas urbanas. Con la vuelta de Trump, las ideas de Abbott pueden conseguir un revulsivo. Por eso el gobernador ha declarado: «Lo que sabe la administración del magnate es que Texas está lista para ayudarlos de cualquier manera. Veremos una gran colaboración y cooperación para que seamos mucho más efectivos y podamos actuar mucho más rápido que nunca». De hecho, 'The New York Times' destacaba que durante el primer gobierno de Trump empezó a estudiar a finales de su mandato medidas parecidas a las de Abbott, como el despliegue de una barrera flotante. Mientras otros sacan a relucir que este último año en el que ha gobernado Joe Biden el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas reveló que fueron deportados 271.484 migrantes, el número más alto en una década.
