«Lo vieron 19 testigos de entre 10 y 45 años de edad, entre los que había varios hombres. Dos eran muy moderados en lo religioso y uno casi no era creyente. Todos estaban sanos y eran normales. Había también un estudiante. Los testigos me explicaron lo que vieron. No hubo ningún tipo de sugestión ni ilusión óptica [...]. Yo no lo vi ni lo oí hasta el día siguiente, cuando lo sabía toda la parroquia y las aldeas de alrededor. Si no lo vieron todos fue porque los feligreses me estaban mirando a mí, que predico bastante rápido». El 12 de enero de 1950, el padre Josef Toufar le escribió esta carta a otro sacerdote, Jon Dvorak Kresini, para contarle...
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