Marina Chacón, una joven de 23 años y egresada de Ingeniería Textil en la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), comparte su trayectoria académica y profesional. Desde los retos en su ingreso a la UNI, pasando por su intercambio en México gracias a la beca Alianza del Pacífico, hasta su perspectiva del campo laboral, su historia refleja cómo la perseverancia y el enfoque abren puertas a nuevas oportunidades.
Marina creció en un entorno familiar inclinado hacia la Ingeniería Civil. Sin embargo, en su último año de secundaria, un comentario de su profesor sobre la carrera de Ingeniería Textil cambió su perspectiva. “Me puse a investigar y descubrí que la UNI la ofrecía. Fue mi señal, porque me encanta la moda y la industria textil”, recordó en una entrevista al canal de Enrro24.
Marina Chacón superó numerosos desafíos para ingresar a la UNI, gracias a una preparación rigurosa que comenzó a los 12 años en academias reconocidas como Vallejo y Cepre. "El primer ciclo fue particularmente difícil. Llegué a considerar cambiar de universidad debido al alto nivel de exigencia y las constantes noches sin dormir", compartió.
Dentro de los cursos que encontró más desafiantes, el de Balance de Energía y Materia fue especialmente arduo, pero logró superarlo mediante un esfuerzo constante y una dedicación inquebrantable.
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Desde su ingreso a la UNI, la joven soñaba con estudiar en el extranjero. Este deseo se hizo realidad en 2023, cuando obtuvo la beca Alianza del Pacífico para estudiar en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), México. Sin embargo, el camino para lograrla fue exigente.
La beca requería cumplir con varios requisitos:
La beca cubría todos los gastos: pasajes, alimentación, estadía, y un estipendio mensual de alrededor de 12.000 a 14.000 pesos mexicanos (unos 2.600 soles). “Fue una gran ayuda, pero el costo de vida en México era alto, así que aprendí a administrar mis recursos”, explicó. Para conservar la beca, debía mantener un promedio de 8.5 (equivalente a un 14 en Perú).
En México, además de asistir a clases en nanotextiles y química textil, participó en talleres culturales y aprovechó las modernas instalaciones de la BUAP. “La universidad es increíble. Sus programas incluyen cursos enfocados en nanotecnología, algo que no se ve mucho en Perú”, comentó.
Además, destacó una curiosidad sobre las clases: “Solo podían durar una hora, pero eran intensas y bien estructuradas. (...). Los profesores que me enseñaban los cursos eran doctores”.
La peruana actualmente trabaja en el área de tintorería, donde supervisa los procesos de teñido de telas, asegurándose de cumplir con los estándares de calidad. Los ingenieros textiles tienen un amplio campo laboral en áreas como hilandería, tejeduría, tintorería, confección y el sector comercial.
En términos de ingresos, la ingeniera explicó que los salarios pueden variar según el área:
