En el norte, en el sur, en el centro: miles de hectáreas a lo largo de todo Chile se han visto afectadas por incendios forestales en los últimos años. Consecuencia devastadora para bosques nativos en el país y que pone la alerta respecto del futuro de dichos terrenos.
Según datos de las autoridades, en el período 2024-2025 ya se han registrado 320 incendios forestales solo en la Región Metropolitana, afectando a más de 1.800 hectáreas. De acuerdo además con la plataforma SIMEF del Instituto Forestal, iniciativa del Ministerio de Agricultura, a cifras de 2022, Chile tiene más de 14 millones de hectáreas de bosques nativos, lo que representa casi un 20% de la superficie total del país.
Con estos datos sobre la mesa, surge una importante pregunta: ¿Qué pasa en estos lugares luego de ser afectados por un incendio?
Un contexto que abordó en diálogo con Radio y Diario Universidad de Chile la directora ejecutiva de la Fundación Reforestemos, Suzanne Wylie. “Llevamos por lo menos cinco o seis años con índices preocupantes”, lamentó en primera instancia.
Tanto como la intencionalidad detrás de muchos de estos siniestros, el efecto del cambio climático también influye en que sea cada vez más difícil recuperar los terrenos afectados.
“El gran problema que se genera acá es que toda la biodiversidad que tenemos en estos bosques nativos se ve perjudicada. Hay incendios que son más ‘superficiales’ y que después se puede generar una regeneración natural de los árboles, de la flora, de manera más orgánica y también más rápida”, explicó Wylie sobre la recuperación de bosques tras un incendio.
“Pero en general estos incendios, a raíz del cambio climático, son cada vez más agresivos y eso significa que dejan un daño en la tierra, en el suelo, donde toda la materia orgánica del suelo se ve perjudicada y ahí el problema es más complejo porque hay que primero trabajar los suelos para poder después recién reforestar y restaurar esa zona”, prosiguió.
Es por esta razón que, de acuerdo con Wylie, el proceso de recuperación de una zona afectada por un incendio forestal es “cada vez más complejo y más caro”.
En tanto, al ser consultado por nuestro medio, el académico del Departamento de Gestión Forestal y Medio Ambiente de la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza de la U. de Chile, Miguel Castillo, coincidió respecto de los procesos de reforestación en nuestro país.
Sí bien destacó que en el país hay “mucha experiencia” con proyectos de “colocar árboles, normalmente nativos, en áreas donde no necesariamente han sido afectadas por el fuego”, reconoció que hay un problema relacionado con el suelo para aquellos programas enfocados para las zonas dañadas por incendios forestales.
“El comportamiento del fuego, es decir, el incendio forestal, adquiere distintas características según lo que va quemando y según las condiciones por las que el fuego va avanzando. El fuego, cualquiera sea su origen, puede generar distintos daños al suelo”, sostuvo el académico.
Aún con lo anterior, Castillo se refirió a dos razones que influyen en que los programas de reforestación en nuestro país no logren abarcar todo el terreno afectado. “La primera porque no hay recursos económicos que pueda solventar recuperar tantas miles de hectáreas”, señaló.
Sin embargo, la segunda razón es más positiva y se debe a la que los paisajes en el centro-sur “son resilientes en general al impacto de los incendios”. “Después de incendios, siempre viene la regeneración natural y eso va también en plantaciones, en bosques nativos, en matorrales”, describió, apuntando por ello a que el ser humano debe controlar “esa resiliencia natural” para evitar que se acumule y transforme en combustible para un futuro incendio forestal.
Desde la Corporación Nacional Forestal (Conaf), mostraron su preocupación por un aumento esta temporada de los incendios. La directora ejecutiva señaló a Radio Cooperativa que la cantidad actual de incendios “representa un 24% más que la temporada pasada”.
Al ser consultada, Suzanne Wylie detalló el largo proceso que conlleva recuperar un bosque nativo arrasado por el fuego. La Fundación Reforestemos lleva ya 13 años trabajando en alianzas público-privadas, con la Conaf, con parques nacionales, reservas nacionales y municipios, para impulsar proyectos de reforestación y que dichos actores utilicen los recursos en trabajados que perduren en el tiempo bajo el cuidado de los beneficiarios.
“Los proyectos de reforestación que hacemos consideran monitoreos anuales, durante los primeros tres o cinco años. Eso significa que revisamos como ha ido surgiendo la reforestación, vemos si hay que hacer replante, si hay que hacer reparaciones. Cuando estos árboles están bien asentados y se ve que tienen un índice de sobrevivencia bajo el estándar que consideramos adecuado, son proyectos que pueden seguir solos en el tiempo”, relató Wylie.
Los trabajos de reforestación también deben ir de la mano con tareas que previenen incendios forestales, lo que fue reforzado por Miguel Castillo. “Uno es el conocimiento y la conciencia respecto al manejo de la vegetación combustible, y dentro de la misma idea, todo lo que tiene que ver con el despeje de terreno, de basura, de escombros. El segundo aspecto tiene que ver con la manera como los territorios se preparan preventivamente e informadamente frente a la posibilidad de que un territorio sea vulnerable a la llegada o inicio de un incendio forestal”, indicó.
Para esta temporada estival, en octubre pasado, el Presidente Gabriel Boric anunció un aumento histórico del presupuesto de Conaf y Senapred de más de 156 mil millones de pesos. Este plan presentado por el Ejecutivo permitirá el despliegue de 311 brigadas a nivel nacional, además de permitirle a las organizaciones contar con más insumos para el combate de incendios.
Miguel Castillo valoró que exista hoy una coordinación constante entre el aparato público y el privado para combatir incendios. “Es necesario entre otras cosas por la planificación del territorio y por el grado de preparación”, aseguró.
No obstante, a pesar de estos esfuerzos del Estado, desde la Fundación Reforestemos apuntan a reforzar la política nacional, para que permita trabajar en la reforestación, considerando que se trata de un trabajo a largo plazo.
“Eso ha ido cambiando pero sigue siendo insuficiente. Porque en el fondo, a nivel territorial, es algo que hay que delimitar y asignar los roles de manera mucho más clara. Y con recursos, hay un tema de recursos económicos que son indispensables”, remarcó Suzanne Wylie.
Entre sus trabajos, la Fundación Reforestemos cuenta con proyectos en 12 regiones del país, específicamente en zonas silvestres protegidas a cargo de Conaf o en áreas “de alto valor ecológico”, definidos en conjunto con parques urbanos o las propias municipalidades.
Wylie realizó finalmente una reflexión sobre por qué no se debe dejar de lado el trabajo en reforestación en un país constantemente azotado en época de verano por incendios forestales.
“La deforestación o pérdida de bosques es la segunda causa más importante que gatilla el cambio climático. Los bosques son verdaderos pulmones verdes, que absorben el dióxido de carbono, lo transforman en oxígeno y regulan la calidad de los suelos. Son habitar de la flora y fauna nativa, tenemos que hacernos cargo de reforestar y devolverle bosque a nuestro planeta”, cerró.