Ester Muñoz gana presencia pública en detrimento de Borja Sémper, mientras los populares advierten a Sánchez de que 2025 será “peor” que 2024, tras haber aplaudido las llamadas a la serenidad de Felipe VI
Feijóo confía en que los jueces tumben a Sánchez tras asumir que “no dan los números” para una censura
“Es necesario que la contienda política, legítima, pero en ocasiones atronadora, no impida escuchar una demanda aún más clamorosa: una demanda de serenidad”. Así reclamó en su tradicional mensaje de Navidad de Felipe VI a los políticos una rebaja del nivel de polarización. El jefe del Estado advirtió de que la “prosperidad” de la gente está en juego por culpa del ruido y la desafección ciudadana que genera. El PP se ha autoerigido en el principal defensor del discurso del jefe del Estado, aunque los pasos que está dando la dirección de Alberto Núñez Feijóo van en sentido opuesto al mandato del monarca.
La primera pista la dio este jueves la vicesecretaria de Sanidad y Educación del PP, Ester Muñoz, quien anticipó cuál va a ser la estrategia de la oposición el año que viene. “Si 2024 ha sido malo para Pedro Sánchez, 2025 va a ser peor”, dijo en una rueda de prensa en la sede nacional del partido. Minutos antes, puso en muy alto valor el discurso del rey: “Nos representó a todos con un discurso en el que se erigió como portavoz de todos los españoles”.
La dirigente fue la elegida para atender a los medios de comunicación en la sede nacional. Una responsabilidad que suele recaer en el portavoz. Pese a que Borja Sémper estaba en el edificio del número 13 de la madrileña calle de Génova, y asistió a la reunión del Comité de Dirección de esa misma tarde, fue Muñoz quien ofreció la rueda de prensa.
Desde los equipos de una y otro restan importancia y valor a los movimientos de las últimas semanas y aseguran que “no hay nada” o tildan de “especulaciones” las preguntas sobre el futuro de ambos.
La dirigente leonesa explicó que su premonición sobre el año que le espera al presidente del Gobierno se asienta en la certeza de que su “entorno” será sometido a “juicios orales”. Su esposa, su hermano y el fiscal general del Estado tienen abiertas causas en los tribunales que el PP sostiene que terminarán afectando directamente a Pedro Sánchez.
Feijóo confía, de hecho, en que sean los jueces los que terminen de tumbar al presidente del Gobierno. Y así lo reiteró en público este viernes el propio líder del PP en su balance de 2024, cuando auguró para Sánchez un 2025 “entre juzgados, Waterloo y algo de Franco”.
“Medio gobierno está involucrado en causas judiciales, otro medio ni se sabe si existe. La familia directa del presidente, qué decir. Qué no diría él mismo si fuese otro el que gobernase”, aseguró el viernes Feijóo.
Todo esto, mientras la dirección del PP emprende un camino de normalización política de Junts. En la sede nacional de los populares defienden en público sus pactos con Junts, que ha pasado a ser un partido “coherente”, y con el PNV, pese a los evidentes desencuentros entre sus direcciones. La razón está en las matemáticas y la asumió Feijóo en su cierre de 2024: “Si no tenemos los votos de Vox, Junts o PNV no es posible ganar votaciones en el Congreso”.
Todo, pese a las asperezas internas que provoca en el ala más extrema del PP, con Isabel Díaz Ayuso al frente. A quienes critican el acercamiento, Feijóo les espetó: “Discutir si mantenemos los principios cuando por mantener los principios nos hemos quedado en la oposición es un juego dialéctico”. Eso sí, el líder del PP obvió su propia negociación con Junts en 2023 y qué les llegaron a ofrecer.
Pese a jugar con la idea de una convocatoria electoral en 2025 por la presión judicial, en Génova creen que los socios parlamentarios de Sánchez no tienen en mente dejarlo caer, al menos de momento. Y con esa idea en la cabeza es con la que se está diseñando la futura estrategia.
Lo anticipó hace muchas semanas Elías Bendodo, anterior coordinador general degradado a vicesecretario autonómico, en una reunión a puerta cerrada con cargos provinciales y locales de su partido ante los que reconoció que lo más probable es que Sánchez logre aprobar los Presupuestos del Estado para 2025. Si eso ocurre, será muy difícil que el Gobierno caiga por motivos políticos.
Otra cosa es la vertiente judicial. Y a esa apuesta se juega Feijóo sus opciones de llegar a la Moncloa antes de 2027. Y para ahondar en un discurso duro contra el Gobierno, Feijóo ha optado en las últimas semanas por mover el banquillo de su dirección. Una decisión que tiene como principal perjudicado al hoy portavoz del partido, Borja Sémper, cuyo espacio mediático ha ocupado la propia Ester Muñoz.
Sémper ejerce de portavoz nacional del PP desde su fichaje, en enero de 2023. Es el rostro en las habituales ruedas de prensa de los lunes, tras las reuniones del Comité de Dirección. Ha sido, además, objeto constante de entrevistas tanto en radio y televisión.
Feijóo lo incorporó poco antes de cumplir un año al frente del PP con el objetivo declarado de ahondar en la moderación de su proyecto. El líder del PP destacó su “serenidad”, palabra elegida por el rey la pasada Nochebuena. Pese a su trayectoria anterior como líder de la oposición en Galicia, Feijóo llegó a Madrid con la vitola de buen gestor y el propósito declarado de no caer en excesos verbales. Vengo a ganar a Sánchez, no a insultarlo, dijo con solemnidad. Era aquella época en la que trataba de marcar distancias con lo que había hecho su antecesor, Pablo Casado. El fichaje de Sémper abundaba en esa estrategia.
Pero los propósitos no duraron mucho y sobre todo tras el trauma de las elecciones del 23 de julio de 2023 Feijóo exhibe un discurso feroz cada vez que se refiere al Gobierno. Ya en aquella campaña, el líder del PP llegó a poner en duda la integridad del sistema electoral español. De la mano de Isabel Díaz Ayuso, el PP alentó conspiraciones contra el INE, Indra o Correos, instituciones fundamentales para el desarrollo de las elecciones.
La derrota por cuatro votos en su intento de investidura difuminó la escasa moderación que había exhibido su discurso de oposición. Feijóo remodeló su cúpula para dar entrada a más mujeres en el órgano de dirección y ampliar la representación territorial. Entre las elegidas, Ester Muñoz.
La presencia mediática de Muñoz ha sido creciente, pero este pasado otoño dio un salto cualitativo más allá de las competencias de las carteras que tiene asignadas como vicesecretaria sectorial. Su primera gran oportunidad le llegó el pasado 20 de noviembre, cuando fue la elegida para replicar desde la tribuna del Congreso a la entonces vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, a cuenta de la gestión de la DANA de Valéncia.
Muñoz gustó, y mucho, entre los suyos. La dirigente dejó algunas frases para los anales del parlamentarismo, como cuando deseó “suerte” en los tribunales a Ribera, a la que acusó de “dolo” por no haber asumido el mando de la gestión de las riadas que provocaron al menos 227 muertos, mientras eximía de responsabilidad al presidente de la Generalitat, Carlos Mazón.
La tragedia de València también parece haber marcado un antes y un después en la errática política de comunicación y discurso del PP de Feijóo. Desde aquel fatídico 29 de octubre, Sémper solo ha ofrecido una rueda de prensa en Génova. Fue el 11 de noviembre y en ella evitó hacer una defensa cerrada y expresa de Mazón que luego ratificó la dirección del PP. Un día antes sí lo había hecho el vicesecretario económico, Juan Bravo, quien dijo: “Estamos con el presidente Mazón”.
Ese martes cogió las riendas comunicativas el propio Feijóo, quien liberó a Mazón de toda responsabilidad en la gestión de la DANA. Una idea que aún mantiene y que sigue propagando. De hecho, para el líder del PP la responsabilidad es del presidente de la Confederación Hidrográfica del Júcar, no del president de la Generalitat valenciana.
Feijóo ha optado en las últimas semanas por agitar su dirección en busca de un cambio de rostros y discurso. Ha dado más presencia a Muñoz y Bravo, además de a la secretaria general, Cuca Gamarra. También ha asumido mucho más protagonismo su mano derecha en el Congreso, Miguel Tellado, azote del Gobierno y de todo lo que suene a izquierda. El propio Sémper protagonizó este mismo mes de diciembre un inusual desayuno informativo con el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, como maestro de ceremonias. Al acto asistió como invitado el exlíder de Ciudadanos, Albert Rivera, y la que fuera vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís.
Tellado, Gamarra y Muñoz asumen un discurso más duro que otros dirigentes, mucho más que Borja Sémper. El hoy portavoz nacional ha tenido en el pasado algunos rifirrafes con el ala más extrema del PP, como por ejemplo Cayetana Álvarez de Toledo, y suele ser objeto de críticas en los medios de comunicación que financia la Comunidad de Madrid de Isabel Díaz Ayuso.
También en Vox suelen arremeter contra Sémper, quien ya criticó en 2020 a Pablo Casado por asimilar su discurso al de la extrema derecha. En 2023 fue suya la frase de las “líneas rojas” en los gobiernos autonómicos, precisamente a cuenta de las negociaciones de Mazón con Vox. El líder valenciano se apresuró a cerrar el primer acuerdo de coalición con el partido de Santiago Abascal. El resto llegaron en cascada. Ya con los gobiernos en marcha, Sémper fue también muy crítico con la censura ejercida y justificada por la extrema derecha contra obras de teatro, conciertos o películas.
En este contexto toma relevancia una reciente cita en un restaurante madrileño entre parte de las cúpulas de PP y Vox. A la reunión, adelantada por ‘Artículo 14’, acudieron Miguel Tellado y Ester Muñoz, además del presidente de la fundación del PP Reformismo 21, Pablo Vázquez. Por parte de Vox, la mano derecha de Abascal, Kiko Méndez Monasterio, José María Figaredo y Jorge Martín Frías, director de la fundación de Vox Disenso.
La presencia de Muñoz junto a Tellado, hombre de confianza de Feijóo desde hace una década, es un mensaje que ha calado entre los cargos altos y medios del PP.
Esta misma semana, Sémper dio una entrevista a la revista ‘Mujer Hoy’. Preguntado por si le ha llegado el momento de “hacer balance”, el portavoz del PP responde: “Sí, habrá que echar el freno de mano y reflexionar un poco sobre lo vivido y sobre lo que hay que hacer. Probablemente sea momento de hacer un balance retrospectivo, pero sobre todo un análisis de qué hacer a futuro”. Sémper dice querer un futuro “sereno”. Y zanja: “La política actual tiene la virtud de empujarte a lugares en los que no quieres estar, a debates y tonos en los que no te reconoces”.