Una preposición cambia el significado de la frase. No es lo mismo «tener derecho a ser gilipollas» que «tener derecho de ser gilipollas». En el primer caso, la persona en cuestión no tiene por qué ser un cretino. Lo consigue con su comportamiento o actitud. En el segundo caso, sin embargo, es inevitable. Anda el foro revuelto estos días por el despido de Pedro Vallín de 'La Vanguardia', tras comprobar que las amenazas de muerte recibidas eran más humo que una niebla espesa de Norteña. Para quienes no estén informados del todo, el exdirector de cultura del periódico 'La Vanguardia', aficionado a la provocación, publicó hace unos días un mensaje en la red social X que definía a la perfección...
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