El potencial de la inteligencia artificial generativa (Gen AI) ha captado la atención de los líderes empresariales debido a su capacidad de aumentar la productividad al acelerar el trabajo y mejorar la calidad, particularmente en áreas como la toma de decisiones, creación de contenido y análisis de datos. No obstante, a pesar de estos avances, muchas empresas no han experimentado los ahorros significativos que esperaban.
La IA generativa ha demostrado su capacidad para reducir tiempos en procesos clave. Por ejemplo, en el servicio al cliente, las empresas pueden disminuir entre un 20 y 50 por ciento el tiempo dedicado a tareas manuales. En el desarrollo de productos, la productividad en ingeniería de software puede aumentar un 15 a 30 por ciento, y los recursos humanos pueden reducir hasta un 40 por ciento el tiempo invertido en la creación de descripciones de puestos. A pesar de estas mejoras, los ahorros en costos no han sido proporcionales. Mientras algunas empresas han logrado reducir costos hasta en un 25 por ciento, otras apenas han visto un 5 por ciento, generando una brecha considerable entre las expectativas y la realidad.
Esta desconexión entre la mejora en productividad y los ahorros en costos es especialmente crítica para aquellas empresas cuyas expectativas financieras dependen de resultados inmediatos. Ante la presión de mejorar márgenes, puede resultar tentador reducir la inversión en inteligencia artificial. Sin embargo, es vital que las empresas sigan apostando por esta tecnología, enfocándose en identificar por qué los ahorros no coinciden con las mejoras en productividad y cómo optimizar esa relación.
Un enfoque clave para resolver esta desconexión es el rediseño base cero (Zero-Based Redesign o ZBR), que permite a las empresas reimaginar sus procesos de trabajo desde cero. El ZBR elimina actividades de bajo valor y simplifica los flujos de trabajo, permitiendo desbloquear ahorros significativos en costos y, al mismo tiempo, mejorar la operación.
Muchas empresas han implementado la inteligencia artificial sin tener un enfoque claro en los costos desde el principio. Las iniciativas más exitosas suelen comenzar con una meta clara de reducción de costos, alineada con los objetivos de retorno de inversión. Sin este enfoque, los equipos pierden de vista cómo convertir las mejoras en productividad en ahorros reales. Además, la falta de apoyo interno ha generado una desconexión entre los equipos tecnológicos y los líderes funcionales, quienes a menudo se sorprenden al ver predicciones de ahorros millonarios que no comprenden del todo.
Un obstáculo importante es que muchos procesos actuales no están optimizados para ser automatizados. Los ahorros en costos no se logran automáticamente; requieren un esfuerzo deliberado para rediseñar los procesos, lo que a menudo implica reestructurar la organización, realizar ajustes en el personal y gestionar cambios significativos. El ZBR se convierte en una herramienta esencial para capitalizar el potencial de la IA generativa.
El rediseño base cero no consiste únicamente en automatizar procesos existentes, sino en replantear completamente cómo deberían funcionar en la era de la inteligencia artificial. Por ejemplo, en lugar de automatizar la recopilación de todos los datos, un enfoque basado en IA generativa se centraría solo en los datos clave, eliminando pasos innecesarios.
La IA generativa también amplifica las capacidades humanas. En áreas como la planificación financiera, los empleados pueden delegar el trabajo preliminar a herramientas de IA, permitiéndoles concentrarse en tareas de mayor valor. A medida que las empresas avanzan en su transformación habilitada por IA, será crucial redefinir las capacidades organizacionales y optimizar el trabajo necesario.
Algunas empresas ya han logrado ahorros significativos, de hasta un 25 por ciento, combinando el rediseño de procesos con IA generativa. La clave del éxito ha sido integrar estos enfoques con un plan claro, generando resultados visibles en el primer año. Además, la transformación digital no solo mejora la eficiencia, sino que también aumenta el compromiso de los empleados, quienes ven la oportunidad de trabajar de forma más inteligente.
La desconexión entre productividad y ahorros puede resolverse si las empresas realizan una evaluación crítica de sus avances. Preguntas clave sobre la eficiencia, retorno de inversión y reorganización de procesos pueden ayudar a cerrar la brecha entre la promesa de productividad y la realidad de los ahorros. El rediseño base cero y la inteligencia artificial generativa ofrecen un camino claro para lograrlo.