Es un gusto saludarlos por última vez en este 2024 mientras esperamos con emoción lo que traerá el 2025. Este año ha sido interesante, con avances y desafíos en el mundo de la inteligencia artificial (IA) y en muchos otros aspectos que vale la pena reflexionar.
A diferencia del año pasado, este diciembre no hubo cambios enormes en el mundo de la IA, como el cambio de liderazgo en OpenAI que ocurrió en 2023. Sin embargo, eso no significa que 2024 haya sido un año tranquilo. Este año estuvo lleno de reconocimientos y desarrollos importantes que merecen ser destacados.
Un ejemplo claro son los premios Nobel, que este año se otorgaron en dos categorías relacionadas con la IA. Esto es algo único y no había sucedido antes con ninguna otra disciplina. Estos premios no solo demuestran el impacto creciente de la IA, sino también la importancia de las colaboraciones entre disciplinas científicas para resolver problemas complejos.
Además, hubo muchos cambios en el ámbito empresarial. Por ejemplo, algunos líderes dejaron OpenAI, la compañía que sigue siendo líder en IA gracias a su modelo más avanzado hasta ahora: el O3. Este modelo, que muchos consideran el más cercano al razonamiento humano, ha generado mucha expectación. Sin embargo, usarlo cuesta cerca de mil dólares por consulta, lo que lo hace muy caro y poco práctico para la mayoría de las aplicaciones. Este precio refleja tanto el nivel de innovación como las barreras actuales para su adopción masiva.
También vimos el crecimiento de los asistentes de código, herramientas que ayudan a los programadores a escribir software. Muchos expertos creen que estas herramientas cambiarán la forma en que se desarrolla software, tal como Excel cambió la contabilidad. Estas herramientas han comenzado a integrarse en el flujo de trabajo de los desarrolladores, y aunque no creo que los programadores vayan a desaparecer, deberán aprender a usar estas tecnologías para mantenerse competitivos en un mercado en constante evolución. Es un cambio similar al que experimentaron otras profesiones con la llegada de herramientas tecnológicas avanzadas.
En cuanto a regulaciones, como predijimos a principios de año, no hubo mucho avance ni en México ni en Estados Unidos. En México se han mencionado algunos esfuerzos, pero aún no sabemos cómo podrían afectar a las empresas que usan IA. Esto deja en evidencia la necesidad de un marco regulatorio claro que permita a las empresas innovar mientras se protege a los usuarios. En contraste, algunos países europeos han avanzado más rápidamente en este aspecto, estableciendo estándares que podrían servir de guía para otros.
Muchas empresas están invirtiendo más en IA, algunas con planes claros y otras de manera improvisada. Cada vez se entiende más que, si no adoptan estas tecnologías, podrían quedarse atrás. Sin embargo, muchas lo hacen más por miedo a no estar al día que por una necesidad real. Este enfoque reactivo podría limitar el verdadero potencial de la IA, ya que integrar estas tecnologías requiere una visión estratégica y una planificación cuidadosa.
Las consultoras también están trabajando para capacitar a su personal en estas tecnologías, lo cual es importante. Este año trabajé con varias consultoras y noté que aún están aprendiendo lo básico, lo cual es normal en un campo que evoluciona tan rápidamente. Sin embargo, las empresas deben pensar si vale la pena contratar consultoras que aún están aprendiendo mientras trabajan. Es esencial evaluar la experiencia y el conocimiento real de estas consultoras para asegurarse de que puedan ofrecer un valor tangible.
Hace poco fui invitado a un evento del Banco Cuscatlán en El Salvador. Fue un evento muy interesante que muestra el interés en la región por la IA. Durante el evento, se llevaron a cabo paneles de discusión con expertos internacionales que compartieron casos de éxito en la implementación de IA en sectores como la banca. Estas actividades subrayaron el compromiso de la institución con el desarrollo y adopción de esta tecnología. Me impresionó la seriedad con la que abordan estos temas, organizando paneles y talleres que fomentan un debate profundo sobre las aplicaciones prácticas y éticas de la IA. Sin duda, seguiré de cerca su progreso en 2025, ya que su enfoque podría servir de modelo para otros países en desarrollo.
Además de la IA, este año también ha sido un tiempo para reflexionar sobre cómo las tecnologías están afectando nuestras vidas de formas que van más allá de lo técnico. Desde la educación hasta la salud, la IA está empezando a influir en áreas que afectan directamente nuestro bienestar y calidad de vida. Esto subraya la importancia de entender estas herramientas no solo desde una perspectiva técnica, sino también desde una ética y social.
Finalmente, quiero agradecerles por acompañarme este año y leer estas columnas. Les deseo un 2025 lleno de éxito para ustedes y sus familias. Espero que podamos seguir aprendiendo juntos y explorando cómo la tecnología puede ayudarnos a construir un futuro mejor ¡Nos seguimos escribiendo!
