El Gobierno argentino de Javier Milei estableció un nuevo salario mínimo obligatorio, con incrementos programados hasta marzo del próximo año. Esta decisión se produce tras la falta de acuerdo entre empresarios y sindicatos, lo que llevó a la intervención del Ejecutivo. A partir del 1 de diciembre, el salario mínimo vital y móvil (SMVM) será de 279.718 pesos, lo que equivale a aproximadamente 279 dólares.
Los aumentos se implementarán de manera escalonada: en enero de 2025, el SMVM ascenderá a 286.711 pesos; en febrero, a 292.446 pesos; y en marzo, alcanzará los 296.832 pesos. A pesar de estos incrementos, el aumento en términos reales se ve afectado por una inflación mensual del 2,4% y una inflación anual del 166% en septiembre, lo que ha generado preocupación sobre el poder adquisitivo de los trabajadores.
El portavoz presidencial, Manuel Adorni, defendió la decisión del Gobierno, calificando el nuevo SMVM como un “número razonable”. Sin embargo, expertos advierten que el poder adquisitivo ha disminuido un 17,8% en comparación con diciembre de 2023, lo que plantea interrogantes sobre la efectividad de estas medidas en un contexto económico complicado.
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El nuevo SMVM, que se implementará en varias etapas, busca responder a la creciente presión inflacionaria y a la necesidad de mejorar las condiciones laborales. A partir de diciembre, el salario mínimo será de 279.718 pesos, con incrementos programados que llevarán el monto a 296.832 pesos en marzo. Este aumento, aunque significativo, se produce en un contexto donde la inflación sigue siendo un desafío constante para la economía argentina.
El Gobierno de Javier Milei ha manifestado que, en su visión, la existencia de un salario mínimo "es un error conceptual". Según Adorni, si hay personas dispuestas a trabajar por menos del SMVM, este esquema impide su contratación.
Esta postura ha generado un debate sobre la necesidad de un salario mínimo en un país donde la inflación y la precariedad laboral son problemas persistentes.
A pesar de los aumentos anunciados, el impacto real en el poder adquisitivo de los trabajadores es motivo de preocupación. Luis Campos, investigador del Instituto de Estudios y Formación de la Central de Trabajadores Argentinos-Autónoma, ha señalado que el poder adquisitivo en pesos ha caído un 17,8% en comparación con el año anterior. Esto sugiere que, a pesar de los incrementos, muchos trabajadores seguirán enfrentando dificultades para cubrir sus necesidades básicas.
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Con la implementación de este nuevo salario mínimo, el futuro del SMVM en Argentina se presenta incierto. La administración de Milei ha anticipado que, en un contexto de normalización económica, el salario mínimo podría dejar de existir. Esta declaración ha generado un amplio debate sobre las implicaciones de tal decisión en la vida de millones de trabajadores argentinos.
La decisión del Gobierno de fijar el salario mínimo se produce tras la falta de acuerdo en el Consejo Nacional del Empleo, la Productividad y el Salario Mínimo. En la reunión del 19 de diciembre, se constató que no hubo consenso entre los sectores involucrados, lo que llevó a la necesidad de emitir un laudo correspondiente para establecer el nuevo salario mínimo.
La intervención del Gobierno en la fijación del salario mínimo refleja la complejidad de las negociaciones entre empresarios y sindicatos. A medida que se implementen estos aumentos, se espera que se genere un impacto positivo en la economía de los trabajadores, aunque las tensiones entre las partes continúan siendo un tema relevante en el ámbito laboral.
