Jacob Mayhugh, de 22 años, fue sentenciado a cadena perpetua tras asesinar a sus padres y a su hermana en un crimen premeditado que conmocionó a los vecinos. El joven evitó la pena de muerte al declararse culpable del triple homicidio. El 11 de mayo, la rutina de un vecindario tranquilo se vio interrumpida por el hallazgo de tres cuerpos en una casa modesta. James, Patty y Shayla Mayhugh fueron encontrados sin vida, víctimas de un ataque que dejó a la comunidad en estado de shock.
La investigación reveló que el autor del crimen era el hijo de la familia, quien había planeado meticulosamente el asesinato. Las autoridades descubrieron que el asesino había desactivado su cuenta de Facebook y apagado su teléfono móvil la noche anterior. A pesar de su intento de ocultar sus acciones, la evidencia lo vinculó directamente a la escena del crimen, donde se encontró un rifle AR-15 que había adquirido días antes.
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La tragedia comenzó a descubrirse el 11 de mayo, cuando se reportaron casquillos de bala en las cercanías de la vivienda familiar. Al ingresar, los agentes encontraron los cuerpos de las víctimas y el rifle que se convertiría en la clave para identificar a Jacob como el principal sospechoso. A pesar de no tener antecedentes penales, su comportamiento previo al crimen despertó sospechas.
Tras el asesinato, Jacob desapareció, lo que llevó a una intensa búsqueda por parte de las autoridades. Durante tres días, fue visto en diferentes lugares de Oklahoma, donde las cámaras de seguridad lo captaron. En su vehículo, se hallaron elementos incriminatorios, incluyendo municiones y su identificación.
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Jacob fue detenido el 14 de mayo. En la sala de audiencias, su declaración de culpabilidad dejó a todos atónitos. “Maté intencionadamente a mi madre, padre y hermana”, afirmó sin mostrar remordimiento. La fiscalía presentó pruebas contundentes que demostraron la premeditación del crimen, incluyendo el rifle utilizado y los testimonios de familiares y amigos de las víctimas.
El rifle AR-15 encontrado junto a la entrada de la casa era el mismo que había comprado semanas antes, y los casquillos coincidían con los cargadores hallados en su vehículo, evidenciando los hechos. En la corte, testigos y expertos presentaron pruebas, mientras declaraciones de familiares y conocidos expusieron el profundo dolor por la manera como sucedieron los hechos.
El acuerdo judicial alcanzado por la defensa de Jacob resultó en tres cadenas perpetuas consecutivas sin posibilidad de libertad condicional. A pesar de la gravedad de sus acciones, el joven evitó la pena de muerte al renunciar a cualquier derecho de apelación. La comunidad de Chickasha, que había visto a la familia unida y amigable, ahora enfrenta el dolor de esta tragedia.
Mientras intentan sanar, las preguntas sobre el porqué de este crimen permanecen sin respuesta. Jacob, un joven sin antecedentes de violencia, dejó a todos preguntándose qué pudo haber llevado a un acto tan devastador. La historia de los Mayhugh es un recordatorio de que, a veces, el dolor y la tragedia pueden surgir de los lugares más inesperados.
