Los capibaras, también conocidas como carpinchos, se han convertido en los juguetes y peluches más deseados de esta Navidad 2024 en Chile. Su popularidad ha trascendido fronteras, convirtiéndose en un fenómeno en redes sociales y en el comercio, donde su figura se encuentra en una variedad de productos.
Este roedor, que no habita en Chile, ha ganado notoriedad en el mundo digital, siendo comparado con el gato en términos de viralidad. Su presencia se hizo notable en la Copa América 2019, donde fue la mascota oficial, lo que contribuyó a su creciente fama.
Con su apariencia redondeada y su comportamiento amigable, los capibaras han conquistado el corazón de muchos. Sin embargo, es importante conocer más sobre su naturaleza y hábitat para entender por qué se han vuelto tan queridas.
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A pesar de su creciente popularidad, los capibaras no se encuentran en Chile, aunque sí habitan en gran parte de Sudamérica y Panamá. Existen dos especies: Hydrochoerus isthmius, que vive en el canal de Panamá y el norte de América del Sur, y Hydrochoerus hydrochaeris, que puede llegar a pesar hasta 50 kilos y se distribuye en gran parte del continente, excluyendo Chile.
Según la organización World Wildlife, estos animales son semiacuáticos, lo que significa que suelen encontrarse cerca de cuerpos de agua dulce. Su evolución les ha dotado de características únicas, como patas palmeadas que les permiten nadar con agilidad.
Los capibaras tienen una dieta basada en hierbas, plantas acuáticas, frutos y corteza, como señala National Geographic. Su sociabilidad es uno de los aspectos que más atrae a los personas, ya que se les ha visto interactuando amistosamente con diversas especies, desde tortugas hasta cocodrilos.
Este comportamiento ha sido ampliamente documentado en redes sociales, donde se han vuelto virales los videos que muestran su naturaleza amigable. La combinación de su aspecto tierno y su carácter sociable ha hecho que se conviertan en un símbolo de ternura en el mundo digital.
Los capibaras se han convertido en el símbolo navideño de 2024, pero este fenómeno ha generado un debate sobre la necesidad de priorizar y conservar los especies autóctonas, como el pudú y el coipo. La tendencia busca resaltar la biodiversidad local y la protección de la fauna nativa frente a la creciente popularidad de animales exóticos.
Sin embargo, este auge también nos invita a reflexionar sobre la importancia de preservar la biodiversidad y proteger los especies propias del entorno chileno. Aunque es positivo celebrar la conexión entre humanos y animales, es crucial fomentar la conciencia sobre el impacto que nuestras acciones tienen en los ecosistemas locales.
La popularidad de los capibaras puede ser una oportunidad educativa para difundir la importancia de la conservación, no solo de esta especie sudamericana, sino también de los que comparten su hábitat. Promover un equilibrio entre la admiración por estos animales y el respeto por la naturaleza es esencial para garantizar la sostenibilidad de nuestra relación con el medio ambiente.
