“Estábamos esperándolos, en El Mercurio la semana pasada hablaban de las personas en situación de calle y decían que habría una cena hoy en la noche” y lanza una de sus típicas carcajadas. Quien habla es Jorge Rodríguez Soto, chileno, 45 años, ayudante de cocina, quien lleva en calle casi diez años fruto de una trágica situación familiar. Jorge, vecino del sector de bandejón frente al Mall lee el diario cada día, le pidió a los voluntarios de la Corporación Nuestra Casa que lo llevaran a votar el día de elecciones de gobernador y alcalde y siempre pide calcetas de regalo. Limpia vidrios y gana para su plato de comida diaria y, por las tardes, suele filosofar junto a sus compañeros de escena.
Así comenzó la tarde noche del día 23 de diciembre para los voluntarios de la Ruta Calle que realizan cada semana hace casi dos años. Liderados por el joven ingeniero José Luis Navarro y vinculados a la Corporación Nuestra Casa han generado un espacio afectuoso de compromiso con quienes no tienen hogar. Este año el profesor Yerko Jeraldo, líder del programa CAS del Colegio Antofagasta British School, sumó a los alumnos de segundo medio de esta institución a esta iniciativa, lo que en ese momento aseguró la sostenibilidad en el tiempo de la Ruta Calle.
Para José Luis Navarro, “realizar Ruta de Calle es el modo que tenemos de visibilizar el problema que viven un número indeterminado de personas, hoy existe una política pública, que no ha sido implementada en nuestra Región: El programa Vivienda Primero, a esto le sumamos que el gobierno redujo considerablemente los recursos para el programa Red Calle Niños y, en general, para los programas calle. En nuestra región, la única política ha sido el desalojo, implementado semanalmente por la Delegada Provincial Regional, quien parece carecer de estrategia en estas materias. Por nuestra parte, estamos fuertes, articulados con otras organizaciones como el Hogar de Cristo, el SJM y otras y esperamos levantar una mesa para buscar una solución que nos convierta en una Antofagasta más humana”.
Cae el sol y los voluntarios, que consideran niños, bromean con los vecinos que viven en calle. Jorge Rodríguez les desea feliz navidad, mientras les vuelve a preguntar por un programa que lo incorpore nuevamente a la sociedad.