El pisco, un destilado de uva con denominación de origen, ha sido motivo de disputa entre Perú y Chile durante décadas. Cada nación reivindica la autenticidad y superioridad de su producto, basándose en procesos de producción, variedades de uva y técnicas de destilación únicas.
A pesar de compartir un origen común durante la época colonial, las diferencias entre ambos piscos se han acentuado con el tiempo, creando productos con identidades propias que reflejan la cultura y las tradiciones de cada país.
El término "pisco" proviene del quechua pisku, que significa "pájaro". En Perú, la palabra hace referencia a la región homónima, donde se produjeron las primeras partidas de aguardiente de uva en el siglo XVII. Este origen histórico es respaldado por documentos como testamentos coloniales que describen la producción y el almacenamiento de esta bebida.
En Chile, la producción de pisco comenzó en el siglo XVIII en el Valle del Elqui, ubicado en la región de Coquimbo. A diferencia de Perú, donde el pisco tiene denominación de origen controlada, el pisco chileno también ha obtenido este reconocimiento para su producto elaborado exclusivamente en determinadas áreas del país.
La principal diferencia entre ambos piscos radica en las variedades de uva utilizadas y en el proceso de destilación. En Perú, se emplean ocho tipos de uvas pisqueras, tanto aromáticas como no aromáticas, como Quebranta, Italia y Torontel. Por su parte, Chile utiliza principalmente uvas Moscatel y Pedro Jiménez, destacándose por su perfil aromático.
El pisco peruano se destila una sola vez y no se diluye con agua, resultando en un destilado puro con una graduación alcohólica que varía entre 38° y 48°. En contraste, el pisco chileno puede destilarse hasta tres veces y suele envejecer en barricas de madera, lo que le confiere sabores más secos y amaderados.
Ambos piscos son populares en sus respectivos países y están presentes en mercados internacionales. Perú destaca por su coctel insignia, el pisco sour, mientras que Chile lo utiliza en preparaciones como el mango sour. Según datos de exportación, el pisco peruano ha ganado presencia en Estados Unidos y Europa, mientras que el chileno tiene una fuerte penetración en Argentina y China.
Estas diferencias no solo reflejan la diversidad cultural de Sudamérica, sino que también contribuyen a la riqueza del mercado global de destilados. Aunque el debate sobre cuál es superior continúa, ambos productos destacan como símbolos de identidad nacional.