El economista Enrique Szewach analizó en Radio Continental el impacto de la segunda etapa de ajuste fiscal impulsada por Javier Milei. Aunque reconoció avances en la eliminación de organismos ineficientes y la lucha contra la corrupción, alertó sobre las dificultades para extender estas políticas a las provincias, responsables de gestionar una parte sustancial del gasto público. "El grueso del gasto público argentino que le llega a la gente lo proveen las provincias", afirmó Szewach, aludiendo a servicios esenciales como educación, salud y justicia.
Desde las reformas de los años 90, las provincias asumieron competencias clave, pero en muchos casos, la calidad de los bienes públicos sufrió un deterioro notable. "Basta con recorrer las provincias argentinas para ver rutas destruidas, infraestructura colapsada y servicios deficientes", sostuvo. Según el economista, este panorama responde a años de desinversión y mala administración.
Szewach enfatizó que el ajuste fiscal aplicado desde el gobierno nacional no se replica de manera uniforme en las provincias. "La motosierra que está poniendo más eficiencia en la administración nacional no se está propagando a las provincias", explicó. Para el economista, esto no se debe únicamente a las políticas del gobierno de Milei, sino a un modelo federal que requiere ser revisado en profundidad. "Ahí aparece el flanco más débil del futuro", aseguró.
Durante la entrevista en Continental, Szewach también ofreció un balance general sobre la economía del 2024, reconociendo los avances en el control de la inflación y la reducción de la pobreza derivada de esta. Sin embargo, fue enfático en que los desafíos estructurales de la economía argentina continúan siendo profundos y demandarán varios años de transformaciones sostenidas.
Desde su perspectiva, el gobierno de Javier Milei recibió una economía en condiciones iniciales "desastrosas", marcadas por un desorden fiscal y monetario que había escalado con fuerza en los últimos meses de la gestión kirchnerista.
Un punto destacado en el balance fue la baja en la tasa de inflación durante el 2024, que tuvo un impacto positivo en la reducción de la pobreza derivada del "impuesto inflacionario". Szewach explicó que la inflación afecta desproporcionadamente a los sectores más vulnerables, especialmente en el costo de alimentos, bebidas y medicamentos. "Al bajar la tasa de inflación, ese pedazo de pobreza asociado a la inflación también disminuyó", señaló, destacando que esta mejora no resuelve la pobreza estructural del país.
Según Szewach, Argentina arrastra desde hace décadas una pobreza estructural que osciló entre el 25% y el 30% en los últimos años, llegando a superar el 40% en los momentos más críticos. "Reducir esta pobreza estructural requiere años de crecimiento económico sostenido y reformas profundas en educación, capacitación laboral e inserción en el mercado de trabajo formal", explicó.
Por otro lado, el economista advirtió que la mejora en los indicadores de pobreza tuvo una contracara en el empleo formal, donde se observó una leve contracción en el sector más productivo de la economía. "A pesar de las buenas señales, falta mucho para afirmar que estamos en un sendero sostenible", remarcó.
Szewach también subrayó que, aunque el nivel de actividad tocó un piso en abril y mayo, hacia fin de año se evidenciaron signos de recuperación en diversos sectores. "La economía está mejor respecto a las condiciones iniciales, aunque las diferencias entre sectores son significativas", afirmó.
El salario real también mostró indicios de estabilización, aunque con matices. Mientras que los salarios informales dejaron de perder terreno frente a la inflación, los empleados públicos y jubilados continuaron enfrentando desafíos. "Los jubilados comenzaron a recuperar algo de poder adquisitivo gracias al ajuste por la inflación pasada, que ahora es más alta que la actual", explicó, agregando que esta recuperación es todavía incipiente.
Szewach reconoció que el ajuste fiscal implementado por el gobierno fue "mucho más fuerte de lo que se esperaba". Este incluyó una reorganización de precios relativos y un control más estricto de los planes asistenciales, eliminando intermediarios y focos de corrupción. "No hubo una reacción social desmedida ante estas medidas, lo que demuestra que se logró manejar mejor la situación", indicó.
La gestión también destacó por evitar un colapso económico que muchos expertos habían pronosticado para este año. "El paredón se eludió", concluyó Szewach, aunque advirtió que el desafío para el 2025 será superar definitivamente los riesgos de estancamiento y consolidar una senda de crecimiento sostenible.
Mirando hacia adelante, Szewach señaló que el gobierno deberá abordar reformas estructurales pendientes para garantizar una mejora sostenida en los indicadores económicos y sociales. Aunque el balance del 2024 es positivo en muchos aspectos, el economista subrayó que "las transformaciones necesarias aún demandarán tiempo y un consenso amplio para ser implementadas con éxito".