El presidente uruguayo reafirma la necesidad de discutir el rol del Estado en la economía, destacando la colaboración con el sector privado.
El presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, ha subrayado la importancia de debatir la esencia de un Estado fuerte y su papel en la dinámica entre los sectores público y privado. Durante un evento reciente, el mandatario indicó que en el país no se lleva a cabo un debate efectivo sobre los intereses de ambos sectores, afirmando que esta visión está «perimida«. Estas declaraciones fueron realizadas el lunes, durante la inauguración de subestaciones de la Administración Nacional de Usinas y Transmisiones Eléctricas (UTE) en la ruta nacional N° 14, ubicada en el departamento de Soriano.
Lacalle Pou valoró la gestión del ente autónomo durante su mandato, resaltando que la conexión entre el sector público y el privado es más crucial que nunca. «El público y el privado caminando de la mano«, dijo, al referirse a la importancia de la colaboración entre ambos sectores como un modelo a seguir para el desarrollo del país. Esta perspectiva busca fomentar un ambiente donde el trabajo conjunto genere beneficios tangibles para la población.
En su discurso, el presidente recordó una enseñanza de su padre, quien le planteó: «¿Cuántos funcionarios públicos se levantan todas las mañanas a hacer andar el país?» Con estas palabras, Lacalle Pou destacó la relevancia del trabajo de los funcionarios públicos, incluyendo a aquellos que desempeñan funciones en la Policía Nacional, en el sistema de salud y en las Fuerzas Armadas. El mandatario enfatizó que muchas veces el valor de estos trabajadores no es plenamente reconocido, a pesar de su dedicación diaria para el bienestar del país.
Lacalle Pou se tomó un momento para lanzar un llamado de defensa hacia los funcionarios públicos, especialmente hacia el equipo gerencial de UTE y su personal. «Quiero hacer una defensa no solo del cuadro gerencial de la UTE, sino de toda la cadena«, manifestó, extendiendo su reconocimiento a quienes laboran en la esfera pública y cumplen con las directrices del gobierno de turno. Señaló que, aunque pueden existir cambios en las sensibilidades políticas, la función principal de los funcionarios es implementar las decisiones que son tomadas por los gobernantes.
El presidente también reflexionó sobre los desafíos que enfrentan los gobernantes al acercarse a la recta final de su mandato. Según Lacalle Pou, «no es fácil tomar una decisión» en esos momentos, ya que muchas veces existe una divergencia entre «el país de papel y el país real«. Este comentario evoca la necesidad de una comprensión profunda de la realidad uruguaya, que a menudo se complica por la distancia entre las políticas teóricas y las experiencias cotidianas de los ciudadanos.
Además, enfatizó la importancia de reconocer al Estado, la República, la democracia y las instituciones que operan en el país. «Reconocer el trabajo de todos estos años» es esencial para construir un camino hacia adelante que beneficie a la nación. Con un fuerte sentido de agradecimiento, Lacalle Pou concluyó su discurso resaltando el papel fundamental del sector privado en la generación de riquezas, afirmando que, «el que agacha el lomo en el sector privado, el que empuja el carro, es el que genera riquezas«.
De acuerdo con el presidente, el papel del Estado no debe ser uno de competencia con el sector privado, sino más bien el de un facilitador. «El Estado lo que tiene que hacer es ayudar para que se genere esa prosperidad«, argumentó, dejando en claro su postura sobre la colaboración entre diferentes sectores para lograr un desarrollo económico sostenible y justo.
Estas declaraciones reflejan un enfoque centrado en el bienestar de la sociedad y la importancia de la cooperación entre el Gobierno y las diferentes fuerzas que impulsan a Uruguay hacia un futuro próspero. En tiempos donde el diálogo sobre el papel del Estado en la economía es más urgente que nunca, las premisas establecidas por Lacalle Pou revisitan un tema crucial que impacta el desarrollo de políticas públicas efectivas y la confianza de los ciudadanos en sus instituciones.
