De 'Gremlins' a 'Los que se quedan', esta media decena de largometrajes (y un capítulo de serie) son la opción perfecta para amenizar la Nochebuena con una buena dosis de cine navideño
El fenómeno de la Navidad intensiva o cómo se ha convertido en una celebración cada vez más larga
¡Abajo el espíritu Grinch! ¡Arriba el espíritu navideño! Sabemos que estas fechas son complejas y generan emociones contradictorias y muchas veces opuestas. Las quinientas comilonas y cenas, los villancicos constantes, las hordas de gente comprando regalos y demás compromisos convierten las fiestas en una de las etapas más sobrecargadas del año, pero también en una de las más bonitas (no olvidemos que suelen incluir periodos vacacionales y juntarse con gente querida). Aunque no es oro todo lo que reluce, pueden ser muy duras; por el recuerdo de quienes ya no están –físicamente–, por no poder pasarlas junto a los seres más cercanos o no poder permitirse un banquete a la altura.
Aunque la infancia está llamada a ser la edad en la que vivir la Navidad con más ilusión, a la espera de saber si los Reyes Magos y Papá Noel habrán hecho caso a las peticiones de nuestras correspondientes cartas; esto no implica que no se puedan disfrutar no importen los años que figuren en el carnet de identidad. Y más allá de poner el árbol y decorar las casas, ir a ver las luces, pasar por algún mercadillo y comprar regalos, la Navidad es un momento ideal para ver –solos o en compañía– las películas que mejor han conseguido retratar, recoger y expandir el mejor espíritu navideño.
Estos títulos que pellizcan el corazón por su delicadeza, el amor que desprenden y cuyo visionado se torna para muchos en tradición anual. El clásico por excelencia es Qué bello es vivir que Frank Capra dirigió en 1946, y posiblemente Love Actually de Richard Curtis la más repetida en los hogares –junto a The Holiday–; pero aquí van otros cinco largometrajes –y un capítulo de serie de regalo–, para amenizar las tardes y veladas de la Navidad, con una sonrisa bien grande en la cara.
Para quienes os quedéis con ganas de más, otros títulos que podéis dejar bien a la vista en vuestro radar, son la maravillosa adaptación de Mujercitas de Greta Gerwig, Carol de Todd Haynes y, por supuesto, la saga de Harry Potter, que si bien no está especialmente ambientada en Navidad, entronca por completo con su espíritu (¡y que viva la fantasía!). Apuntaros igualmente Aquella Navidad, eso sí, una cinta de animación que acaba de llegar a Netflix bien cuca, complaciente y diversa. Y para los más joviales y atrevidos, podéis asomaros a las propuestas de Lindsay Lohan –perfectas para las tardes de resaca–, Navidad de golpe (2023) y Nuestro secretito (2024).
Un último apunte para quienes os toque trabajar en Nochebuena y Navidad, esta lista no caduca, podéis guardaros las recomendaciones para cuando mejor os venga, podáis y apetezca.
Mi favoritísima. Cuesta pensar que una criatura peluda podría tornarse en uno de los bichitos más adorables de la Navidad. El mogwai Gizmo (así se llama el animal) llega desde Chinatown a Kingston Falls, una pequeña ciudad de Estados Unidos, en forma de regalo. Y con tres reglas básicas para su cuidado: no darle de comer después de medianoche, no mojarlo con agua y evitar que le dé la luz del sol. Una vez comienzan a ser infringidas, se desata toda una oleada de divertidas fechorías con potencial para arruinar las celebraciones.
En pleno auge de la nostalgia ochentera, este título a caballo entre la comedia negra y el terror, la historia de esta atípica mascota se erige como una de las más emblemáticas. Es imposible que Gizmo no te termine robando el corazón, y también la banda sonora del filme, que compuso Jerry Goldsmith.
El español Sergio Pablos cuenta el origen de Papá Noel en esta película ganadora del Bafta y siete Annie, los premios más importantes de la industria de los dibujos. También estuvo nominada al Oscar, que finalmente le arrebató Toy Story 4. El filme recoge una visión diferente la leyenda del personaje que repartirá regalos esta Nochebuena a todos los hogares del planeta, a través de los ojos de Jesper; un cartero que es enviado en contra de su voluntad al pueblo de Smeerenburg, ubicado en una isla del círculo polar. Su misión: entregar 6.000 cartas al año para impedir ser desheredado. Allí, inesperadamente, se hace amigo de un misterioso carpintero, llamado Klaus, que vive en una cabaña llena de juguetes hechos a mano.
El vínculo que se estrecha entre ellos termina por convertirla en una película entrañable, con tintes de clásico y a cuento de hadas. Ideal para ver en familia.
Seguramente la propuesta más alternativa, pero Tangerine es una joyita. Si habéis visto la magnífica Anora –y si no lo habéis hecho, deberíais–, Tangerine es la ópera prima de su director, el estadounidense Sean Baker. Esta transgresora cinta, rodada con un iPhone, está ambientada en la víspera de Navidad, y sigue la historia de la prostituta trans Sin-Dee Rella y su amiga Alexandra. La primera acaba de salir de la cárcel y, en su encuentro con la segunda, le revela que su novio le ha estado engañando. Desde este momento, inicia un viaje para descubrir la verdad por unas calles de Hollywood no especialmente acogedoras.
Los bajos fondos de Estados Unidos y sus contrastes vertebran este potente exponente del mejor cine social, y mostrando la realidad de las trabajadoras sexuales con realismo, respeto y lejos de toda condescendencia.
Una película para romper el corazón, culpable de que la frase “siente a un pobre en su mesa” se haya quedado implantada en la historia del cine español. Se trata del lema que a un grupo de burguesas ociosas, vecinas de una pequeña ciudad de provincias, se inventan como campaña navideña. El objetivo es que las familias adineradas acojan a los más necesitados para disfrutar, por una velada, del calor, afecto y alimento que no tienen. Y mientras tanto está Plácido, un hombre al que contratan para participar en la cabalgata con su motocarro, pero aparece un problema que trunca su cometido: este mismo día vence la primera letra del vehículo, que es su único medio de vida.
El largometraje, clásico en mayúsculas, fue presentado en el Festival de Cannes y estuvo nominado al Oscar a Mejor película de habla no inglesa. Se trata de la gran obra maestra de Luis García Berlanga, gracias a su desgarrador retrato social, bien repleto de sarcasmo sobre los ejercicios de caridad.
Aunque pueda parecer una propuesta algo más simplona, Un padre en apuros es otra de esas películas a las que terminas por cogerles cariño y, si compartimos relativamente generación –nacidos entre los ochenta y noventa–, seguramente más por todas las veces que la reponían cuando éramos pequeños. Arnold Schwarzenegger encarna a Howard Langston, un hombre que, tras llegar tarde a la clase de kárate de su hijo Jamie, le hace una promesa para que le perdone: regalarle lo que pida por Navidad.
El pequeño le pide un Turboman, que resulta ser el juguete más codiciado de las fiestas y está agotado en todas las tiendas. A partir de aquí empieza la misión imposible de localizar un ejemplar para contentar a su retoño. Lo mejor, que consigue convertir el largometraje en una sátira del consumismo frenético y el capitalismo caníbal.
Es probable que este título os suene familiar en estas fechas de listas de lo mejor del año porque, sin duda, Los que se quedan es una de las mejores películas del 2024 que está a punto de terminar. Y nada mejor que actualizar este tipo de listas con las novedades con potencial a convertirse en clásicos y que logran robar el corazón desde el primer visionado. El filme de Alexander Payne reúne a tres tiernísimos personajes que, por circunstancias diferentes, se ven obligados a pasar las vacaciones de Navidad de 1970 en un internado de Nueva Inglaterra. El cascarrabias profesor Paul Hunham (Paul Giamatti), uno de sus alumnos, Angus (Dominic Sessa) y la jefa de cocina Mary (Da'Vine Joy Randolph).
Para ninguno de ellos quedarse allí es la mejor noticia, pero de su convivencia nace un vínculo empapado por sus traumas, sus gozos, sus poco a poco aperturas en un viaje que conmueve y que hará que abraces, muy fuerte, a quien tengas sentado al lado cuando la veas.
Siempre es un buen momento para reivindicar que Friends es –sino la mejor– una de las mejores series de la historia, y que justo El del armadillo navideño, es uno de sus capítulos más divertidos y entrañables. Ross (David Schwimmer) llega especialmente contento a la Navidad porque va a poder pasarlas con su hijo Ben y, dado que es judío, quiere explicarle la historia de Hanukkah.
El pequeño se disgusta de entrada, ya que lo que quiere es ver, como todos los años, a Papá Noel. La búsqueda de un disfraz a última hora, con prácticamente todas las existencias agotadas, termina provocando un surrealismo encuentro entre un armadillo gigante/ “extraño hombre tortuga”, un Papá Noel de última hora y... ¡Hasta Superman!