Por: Daniel Alonso, Lo Mejor del Boxeo.
El boxeo panameño no pasa por un buen momento. Esa es una afirmación indiscutible. Terminamos el año sin campeones mundiales y muy pocos clasificados mundiales.
Solo el minimosca Azael Villar aparece en los puestos #9 de la AMB y # 11 de la OMB pese a su derrota ante Jairo Noriega en Nicaragua; mientras Ricardo “Científico” Núñez es el ligero #13 del CMB gracias a sus triunfos sobre Pablo Vicente y Jezreel Corrales.
En la FIB no hay ningún panameño en las listas.
En el plano local se efectuaron 19 cartillas de boxeo en todo el país. Doce de ellas en la ciudad capital, cuatro en Chiriquí y tres en Colón. Fueron 126 combates los realizados durante el año en territorio nacional, en una campaña en la que cuarenta y ocho púgiles saltaron al profesionalismo, cuatro de ellas en la rama femenina.
Esos números son poco alentadores. Si bien fue el año que más cantidad de funciones hubo desde la pandemia, quedamos distantes del registro del 2017 cuando se realizaron 26 funciones a nivel nacional.
La cantidad de cartillas es fundamental para garantizar un desarrollo del talento boxístico local. Con limitadas funciones, los peleadores actúan poco y terminan el año a duras penas con dos o tres peleas realizadas.
En la ciudad capital solo se efectuaron ochenta y dos combates de boxeo profesional, veinticinco en Chiriquí y diecinueve en Colón.
La promoción de pleitos en la división del peso pesado fue quizás la innovación más sobresaliente del año, con la coronación de Marvin “La Mole” Mendoza como campeón nacional de la máxima categoría, el primero en más de cien años.
En la región centroamericana, Panamá sigue encabezando la lista de funciones boxísticas, por encima de Nicaragua y Costa Rica con trece cada uno; Guatemala con doce, y Honduras y El Salvador con 1 cada una. Pero si la comparamos con Sudamérica, Panamá solo supera a países sin mayor tradición boxística como Perú y Bolivia. Otros países como Colombia, Venezuela, Argentina y Brasil nos superan con creces y apenas igualamos a Uruguay y Ecuador. No deja de sorprender que Chile hubiese realizado sesenta y tres cartillas en este año.
Ni hablar de México, que es el hermano mayor del boxeo latino, que este año facturó 587 cartillas de boxeo profesional. Si revisamos el área del Caribe, observamos que República Dominicana sigue a la cabeza con treinta y nueve funciones de boxeo en el año, seguido de Puerto Rico con veintiuna. Jamaica, Aruba y Bahamas solo tuvieron una cartilla de boxeo realizada y Haití, ninguna.
Malos resultados en el extranjero y pocos valores ascendentes son índices poco alentadores para el boxeo panameño. Evidentemente ya pasaron los tiempos de Luis “El Nica” Concepción y “Chemito” Moreno y el horizonte es poco favorable para Jezreel Corrales.
Prospectos en los que se tienen muchas esperanzas como los invictos José Núñez y Carlos “El Gallero” Rodríguez no avanzaron mucho en sus carreras profesionales. “El Magnífico” Núñez apenas hizo una pelea en el año y “El Gallero” dos, ambas en Santa Marta, Colombia.
Aún así, queda seguir trabajando. Urge que el Instituto Panameño de Deportes (Pandeportes) asigne una partida para hacer las llamadas cartillas de estrellitas, que en mucho ayudan a que la Comisión de Boxeo Profesional de Panamá (Comibox) promueva la actividad entre novatos y prospectos que no tengan apoderados ni benefactores.
En cuanto a la Comibox, hay que revitalizar su estructura, llenando las vacantes que dejaron el sensible fallecimiento de Marco Varona y la renuncia de Carlos Salazar. De igual manera, el cuerpo de oficiales sufrió las bajas este año de dos distinguidos oficiales como Eliecer Pérez y Pablo Brands.
Una dirigencia vigorosa de la Federación de Boxeo Olímpico ayudaría en gran forma a aumentar el semillero del cual se nutre el boxeo profesional; y el entusiasmo de promotores como Diego Victoria, Sergio González, Rouss Laguna y Roberto Mora contribuiría en especial medida a garantizar mayor actividad. Ojalá que George Sarantopoulus y Rogelio Espiño, que tuvieron este año un retorno a la gestión promocional se animen a mantenerse en la actividad y que “Totito” Cornejo se las ingenie para organizar algún evento.
No es fácil ni agradable analizar esta radiografía del boxeo panameño, porque los números hablan por sí solos. Pero sí debo recordar que no es la primera vez que el pugilismo istmeño se encuentra en marea baja, y siempre ha logrado levantarse de las cenizas.
Feliz año 2025.
