Carlo Ancelotti pidió llegar vivos a fin de año y, como dice el dicho popular, el Real Madrid ha llegado al corto parón de Navidad vivo y coleando. Ha pasado al Barcelona en la clasificación y jugará el 3 de enero en Mestalla para ponerse líder provisional de LaLiga y dejar al club de Flick a cinco puntos y con medio campeonato ya disputado. El mismo equipo que hace unas semanas no tenía nada claro, ahora ve un futuro lleno de posibilidades. Las dudas se han disipado y el Bernabéu se ha reconciliado con un equipo que, ahora, vislumbra un horizonte más que prometedor.
La derrota contra el Barcelona en el Santiago Bernabéu fue un golpe duro, un momento que muchos vieron como el inicio de una crisis y, aprovechándolo, quisieron poner a Ancelotti en entredicho. «Nunca he tenido un problema de peligro porque sé cómo es mi trabajo. Cuando las cosas no salen bien soy el responsable. El club nunca me manifestó preocupación porque siempre me ha mostrado cariño y tranquilidad. Esto es lo que necesita un entrenador cuando vive un momento complicado», decía el entrenador blanco después de la victoria contra el Sevilla. «Yo confié en lo que me dijo el club tras los rumores en el banquillo y el club fue claro. Me dio calma, tranquilidad y que había que trabajar para salir de la situación».
El punto de inflexión fue la derrota contra el Milan, en Champions, también en campo propio. Ancelotti y sus jugadores sostuvieron una reunión clave en el vestuario. Fue el momento de mirarse a la cara y hablar de lo que estaba fallando y los que estaban fallando: «Tras la derrota contra el Milan arreglamos las cosas cuando hablamos en el vestuario. Volvimos y lo arreglamos» explicó Ancelotti. Costó, porque luego llegaron más derrotas, pero el entrenador marcó ese momento como un punto de inflexión, una oportunidad para redirigir la temporada que, hasta entonces, no tenía buena pinta. «Nos faltaba un poco de actitud, compromiso colectivo y de correr un poco más...», reconocía el técnico del Real Madrid.
Contra el Sevilla, el equipo de Carlo Ancelotti jugó los mejores cuarenta y cinco minutos de la temporada. Convincentes, con fútbol, solidarios y con lanzamientos desde fuera del área. Los dos primeros goles llegaron en tiros de Mbappé y Valverde frente a una defensa que no lo esperaba.
El Real Madrid es el equipo de LaLiga que más tantos ha marcado desde lejos. Suma 10. En total, lleva 40 goles en el campeonato, por lo que los tantos de cañonazos suponen un 25% de total. El Barcelona suma nueve tantos desde fuera del área, pero sólo son un 17% de los goles que ha metido en este primer tramo de la LaLiga.
Fede Valverde ha hecho cinco y Mbappé suma 3 . «Siempre intento disparar desde fuera del área porque se me da bien», confesaba el centrocampista uruguayo. En cuanto tiene oportunidad, dispara. Es el jugador de las grande 5 Ligas europeas que más tantos ha marcado desde lejos, según la estadística de Opta. El centrocampista suma seis tantos este curso. Los cinco desde lejos de LaLiga y uno dentro del área en la Supercopa de Europa.
No le anda lejos Mbappé. El francés reconoció que en los entrenamientos lo practican mucho: «Un día antes del partido tiramos desde lejos y metemos bombazos», reconocía un sonriente Kylian.
Tener tantas posibilidades en lanzamientos desde lejos confunde al equipo rival, que no sabe si ir a los desmarques en profundidad de los compañeros o salir a tapar el tiro del futbolista que tiene el balón. «Y el tercero y el cuarto también lo han sido porque son acciones colectivas», decía Mbappé. O juegan o tiran. Y ahora todo sale.