José Santos, un subinspector jubilado de la Policía Nacional, muy querido por el Cuerpo, ha sufrido un calvario junto con su familia hasta que finalmente ha logrado volver a España. Su vida no volverá a ser igual después de sufrir en su viaje a Brasil un primer ictus que se repitió hasta en tres ocasiones más estando en el hospital. Pero la situación de abandono por parte del Gobierno ha durado 17 meses.
Lo cuenta Alberto Negri, presidente de la Fundación de huérfanos de la Policía Nacional quien, junto a la asociación de jubilados del Cuerpo han logrado por fin traerle a casa.
La Fundación de huérfanos de la Policía Nacional sacó hace un par de años un programa nuevo de ayuda a jubilados y viudas que, según explica Negri por ahora "es lo que más nos hemos encontrado". “La finalidad es ayudarles tras haber colaborado de forma solidaria con la Fundación” ya que, sin tener hijos, las cuotas que aportan los policías en activo suponen un 40% de los ingresos que percibe la misma. Fue entonces cuando se les ocurrió la idea de sacar un proyecto con una partida presupuestaria destinada a esas viudas o jubilados sin hijos, ya que "están en la misma situación que los huérfanos" donde cuentan por ahora con un presupuesto de unos 100.000 euros anuales. "Hemos ayudado a viudas que han tenido el problema de sufrir un ictus y no tienen a nadie que las cuide, o que las proporcione los cuidados más elementales de aseo", apunta su presidente.
También hicieron un convenio con una asociación de jubilados de policías nacionales "para que colaboren en el proyecto" y son ellos los encargados de localizar esos casos de exagentes desamparados o que necesitan ayuda. Fue así como supieron del caso de José Santos.
Este subinspector, quien había desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en la comisaría de extranjería y fronteras hasta el día de su jubilación, ha sido una persona "muy querida en el Cuerpo" y lo han notado por la cantidad de personas que se pusieron en contacto con la Fundación de huérfanos reclamando ese S.O.S; porque no ha sido una, sino muchos los compañeros que reclamaron ayuda para él.
Fue en 2023 cuando Santos se fue junto a su mujer, brasileña, y su hijo, a pasar unos días a Brasil. Allí, sufrió un primer ictus y le repitió estando ya en el hospital hasta en tres ocasiones más. "Quedó con un grado total de dependencia", destaca Alberto Negri, presidente de la Fundación de huérfanos. Y es que Santos, en estos momentos, "no se puede comunicar".
Eso hizo "inviable" que pudiera regresar a España en un vuelo comercial. "Con el tiempo fue empeorando y la única solución que había era que regresara en un avión medicalizado". Este policía jubilado ha permanecido en el hospital de Brasil durante 17 meses. Su mujer, Jaima, tenía su trabajo y, "ante la imposibilidad de poder regresar a España, lo perdió y tampoco pudo tramitar el paro por lo que se quedó sin ingresos", cuenta Negri.
El problema se iba complicando por momentos y es que a este escenario se le sumó que Santos y su mujer tenían cuentas bancarias por separado y ella no tenía autorización para poder acceder a ellas por lo que se quedaron sin dinero para poder subsistir en Brasil y tampoco podían hacer frente a los gastos de pañales, medicación o el enfermero del hospital. "A partir de los 60 años en Brasil necesitan que alguien esté permanentemente con el enfermo y eso tiene que costearlo la familia. Además, no le dieron ningún tipo de rehabilitación tan relevante en esos primeros momentos de evolución de la enfermedad” para poder salir adelante en unas condiciones más favorables, destaca.
Ahí es donde se activó la ayuda de la Fundación. Colaboró inicialmente aportando los primeros 30.000 euros a la familia de Santos durante los 17 meses de su estancia en Brasil "con los que ha podido vivir" porque seguían sin conseguir que le trasladaran a España. "No solo dimos esta ayuda, sino que además intentamos hacer todos los trámites necesarios para que pudiera regresar a España" y para ello también colaboró la Unión de Jubilados de la Policía Nacional, a través de los trámites de cooperación internacional que los gestiona a nivel policial con los distintos países, que se personaron. Sin embargo, "no pudieron materializar ese apoyo" porque la respuesta fue que "excedía del ámbito competencial". También, destaca Negri, buscaron movilizar al Ministerio de Asuntos Exteriores y al Ministerio del Interior, pero todo fue "infructuoso".
[[QUOTE:PULL|||"Eso de que no se deja a ningún español tirado en el extranjero no es una realidad"|||Alberto Negri, presidente de la Fundación de Huérfanos de la Policía Nacional]]
Fue gracias a las gestiones de la Fundación de huérfanos y a su asesoría jurídica Apse que, tras estudiar el caso logró finalmente traer a este policía jubilado el pasado 26 de noviembre. Durante más de un año se fueron encontrando con la "negativa verbal" y reiterada por parte de la embajada y del consulado de España en Brasil. "Dijeron que no podían traerlo a España porque la normativa lo impide", así se lo comunicaron a Jaima y también a la Unión de Jubilados que es la que hizo los trámites con la embajada.
El abogado Antonio Gutiérrez (de Apse) estudió el caso y logró que todo cambiara tras remitir a la embajada un escrito fundamentado en Derecho abduciendo qué normativa regula el tema de los traslados que necesitaba Santos donde especificaba la ayuda y la intervención que se necesitaba para esa repatriación. Indicaba este abogado que Santos "cumplía con todos los requisitos de una situación crítica, que necesita cuidados médicos y que tenía, por tanto, que regresar" a España. Además, exigía a la embajada de Brasil que "asumiera la repatriación e informara, de lo contrario, del por qué no se iba a llevar a cabo" y que lo hiciera por escrito.
Finalmente, Gutiérrez, el abogado, recibió respuesta a su escrito donde le aseguraban que iban a iniciar los trámites para la repatriación de José Santos. Transcurrieron 20 días hasta que fue llevaba a cabo y, en todo caso, advertían de que no se harían cargo del coste de los billetes de la mujer ni tampoco del hijo del policía jubilado, así como tampoco de los gastos de la ambulancia que debía trasladar a Santos desde Lisboa a Madrid –fue la Fundación de huérfanos la que se hizo cargo del coste de esos dos billetes y también de los de la ambulancia-. “No sé qué hubiera sido si la Fundación no hubiera estado presionando”, advierte su presidente. Este policía jubilado y enfermo pudo regresar a España e ingresó en un primer momento en el Hospital Quirón de Pozuelo. Su situación actual, es “complicada” porque en "los casos de ictus los primeros momentos son claves para una mejor recuperación y durante más de un año no ha tenido ningún tipo de rehabilitación. Ha quedado en una situación muy compleja porque a parte de la falta de movilidad no se puede comunicar y hay que valorar la posibilidad neuronal, pero estoy convencido de que esa recuperación se producirá para tener una vida algo mejor", explica.
El presidente de la Fundación de huérfanos de la Policía Nacional advierte de que al salir de viaje al extranjero "no estamos todo lo protegidos que parece que estamos cuando ocurre algo” y así lo han podido constatar. Asegura que es cierto que José Santos “podría haber hecho las cosas mejor, podría haber dado autorización a su mujer para que estuviera en sus cuentas, podría haber contratado un seguro que cubriera parte de los gastos aunque nunca le habría cubierto un seguro ese traslado" por lo que, subraya, "si no hubiera sido por la Fundación y por el escrito del abogado, se habría muerto en Brasil" porque "no tenían cómo costear ni los pañales".
Insiste en que "eso de que no se deja a ningún español tirado en el extranjero, no es una realidad. En este caso sí que ha estado casi totalmente abandonado por la Administración. Le dieron solo una ayuda de unos 2.000 euros casi al año de su ingreso por parte del consulado".
Tras esta odisea Negri asegura que "si a un policía nacional o a un jubilado que estuvo en activo le pasa algo, vamos a estar ahí". Ahora, Santos y su familia podrá pasar las Navidades en España. Jaima está "muy agradecida".
Además, el abogado Antonio Gutiérrez hizo todas las gestiones de forma altruista. “No nos han facturado ni un solo euro y han gestionado tanto la inhabilitación de Santos hasta el exequator -proceso jurídico que se encarga de buscar y examinar si una sentencia extrajera (o laudo) es válida y cumple los requisitos para que posea plena eficacia- y demás gestiones.