A nadie se le escapa que la realidad del
Valencia ha pasado de ser un gigante europeo a ser un equipo que pelea por no descender con
Peter Lim en el club. Y la afición valencianista ya no sabe cómo visibilizar su rechazo ante la desesperante gestión de su máximo accionista, que está dejando morir al club del que es propietario.
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