Aún quedan resquicios del año extraordinario vivido en Sevilla en la Colegial del Salvador, donde el palio de la Virgen del Socorro del Amor sigue presente en una ciudad inmersa ya en la Navidad y donde la Virgen del Rocío ha marcado, un año más, el inicio de este tiempo en la ciudad. Probablemente nunca más se repita esta imagen: la Virgen del Rocío del Salvador saliendo desde el retablo mayor de la Colegial para su procesión, con la Virgen del Socorro del Amor en su paso de palio como fondo. Un momento único que cierra el ciclo de Glorias y un año cargado de momentos extraordinarios, una estampa más de tantas que forman parte ya de la historia de las cofradías. Una inmensa bulla, habitual en esta procesión en los últimos años, rodeaba a la Virgen del Rocío en el interior del Salvador , mientras, en la plaza, las luces con la estrella de la ilusión anunciaba a la Virgen la inminente llegada del Mesías. El coro de campanilleros de las diversas hermandades ponía la música al paso de la Virgen del Rocío del Salvador, que, tras dejar la plaza del Salvador, se dirigía hacia el Ayuntamiento para visitar a la corporación municipal, con la presencia del alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, al frente. La hermandad lanzó una petalada al paso de las andas, algo que no pudo realizar el año pasado por estar la ciudad de luto por el fallecimiento del escritor y periodista Antonio Burgos. En esta ocasión, la plaza de San Francisco se encontraba sin su habitual iluminación , ya que se había instalado un mapping en la fachada de la casa consistorial, el cual siguió funcionando mientras pasaba la procesión por lo que el entorno estaba a oscuras al mismo tiempo que el espectáculo proyectaba imágenes. En el andén del Ayuntamiento se vivieron momentos de gran emoción, con plegarias dedicadas a la Virgen del Rocío del Salvador. Los asistentes entonaron oraciones y se ofreció una ofrenda en un ambiente de profunda devoción y alegría, fusionando la solemnidad de la ocasión con el carácter festivo que caracteriza a este acto tan especial . Asimismo, el coro de la hermandad estuvo para entonar cantos a la Virgen cuando llegó a las puertas. El regreso de la procesión fue más íntimo, recorriendo las calles de Sierpes y Sagasta, antes de llegar nuevamente a la Colegial del Salvador. Allí, la Virgen del Rocío del Salvador recibió el cariño de los hermanos y fieles en el besamanos celebrado en el presbiterio , como cierre de unos días inolvidables para una hermandad que tiene sus orígenes en esta imagen de Sebastián Santos.