Mientras que en México tenemos a Santa Claus y a los Reyes Magos, en Islandia los pequeños esperan a los Yule Lads, el equivalente a Papá Noel pero ¡multiplicado por trece!
En este país nórdico, de paisajes espectaculares, auroras boreales y frío invernal, la Navidad dura 26 días, en los cuales sus glaciares, volcanes, géiseres, aguas termales y campos de lava quedan cubiertos de nieve, creando un “ambiente mágico y acogedor” en esta época festiva.
Pero sin duda uno de los mayores atractivos de las navidades islandesas son los Yude Lads (”Muchachos de Navidad” en islandés), 13 divertidos y traviesos personajes, cada uno con su propia personalidad, quienes según la leyenda, son hijos de dos temibles ‘trols’.
Los Yule Lads visitan a los niños durante las 13 noches anteriores al día de Navidad, dejando regalos en sus zapatos. Si los pequeños se han portado bien durante ese año, reciben dulces, pero si se han portado mal, en su lugar encontrarán una papa podrida.
Según explica la Guía de Islandia, esta tradición navideña, que incluye decoraciones especiales, canciones y cuentos alusivos, transmite a los más jóvenes de la familia la importancia de tener una buena conducta en casa.
Según el folclore islandés, los 13 hermanos Yule Lads; su madre Grýla; su marido Leppalúði; y el gato de Yule, son miembros de una misma familia de ‘trols’.
Grýla normalmente es representada con garras largas, cola, pezuñas y una expresión amenazante, mientras que Leppalúði es visto como inútil y un perezoso. También se cree que el gato negro de Yule, una bestia grande y con ojos brillantes, suele rondar las montañas en Nochebuena.
De acuerdo con las historias, estas criaturas’ viven en Dimmuborgir en la zona del lago Mývatn, en el norte de Islandia, una zona de antiguos campos de lava y rocas volcánicas, con “un paisaje de otro mundo”.
Originalmente, los Yule Lads eran descritos como seres antropomorfos, salvajes y atemorizantes que viven en la naturaleza, pero en los últimos años su imagen se ha vuelto más amable.
Y es que estas versiones islandesas de Santa Claus, conocidos como “jólasveinar”, no son precisamente unos santos. De hecho, se les considera bastante bromistas, cada uno con una ‘travesura’ particular que suele reflejarse en sus respectivos nombres:
Entre ellos está el Lamecucharas, el Golpeador de puertas, el Devorador de ‘Skyr’ (producto lácteo islandés), el Mendigo de velas, el Gancho para carne o el Mirón de ventanas.
A lo largo de los años, su aspecto se transformó hasta convertirse en una mezcla de ‘trols’ de las montañas y el clásico Santa Claus de barba larga y blanca, vestido de manera rústica.
Por lo que ahora se les ve “vistiendo gruesos ropajes, gorros, guantes y bufandas; luciendo barbas esponjosas y unas amplias sonrisas”.
“Es posible que los Yule Lads se hayan vuelto más amables con el paso de los años, pero su madre Grýla sigue siendo una ‘trol’ giganta y aterradora, que permanece como una de las figuras más malvadas del folclore islandés, al igual que su enorme gato negro, llamado Yule o Gato de Navidad”, refiere la Guía de Islandia.
Cada noche, uno por uno, los Yule Lads bajan de las montañas para permanecer entre los humanos durante 13 días. El primero de ellos se va el 25 de diciembre y el último hasta el 6 de enero, marcando así el final de la temporada navideña en Islandia.
Durante las celebraciones de cierre, se hacen hogueras, se prenden fuegos artificiales y, en algunos pueblos, se organiza un desfile de elfos y ‘trols’.
Con información de EFE.