El pasado 20 de diciembre, Melaíto, el suplemento humorístico del periódico Vanguardia, celebró su 56 aniversario, que coincidió, como otras tantas veces, con la inauguración de su Salón Internacional y la entrega de los premios. Nuevamente esta convocatoria se presenta con gran número de concursantes de diversos países, y otra vez vuelve a ser indiscutible la calidad de las obras en concurso.
Les hablo desde mi experiencia como jurado. Desde la distancia, a causa de intríngulis de la vida, fungí como uno de los jueces decisores, y créanme que estuve dos noches visionando, haciendo cortes, eliminando, sumando… para llegar a mi propuesta de cinco obras por género (Humor General y Érotico), que fueron confrontadas con las propuestas del resto del jurado, conformado, además, por el colega Osval (de Palante) y los integrantes de Melaíto (Pedro Méndez, Javier Cubero y Félix Adalberto Linares) .
En la mañana del jueves, conexión mediante, deliberamos y luego de sumar, restar, intercambiar opiniones y llegar a importantes acuerdos, quedaron listos los premios y menciones.
Puedo asegurarles que los lugares no son definitorios, que muchas obras y creadores estuvieron en disputa hasta el último corte…, que fue tremendo dolor de cabeza, porque había calidad, diversidad de temas, muy buenos y convincentes estilos de trabajo; incluso, me atrevería a decir que había una unidad de pensamiento sorprendente en las formas en que se abordaron las temáticas: las más universales, las más urgentes.
También sería justo destacar el trabajo realizado por la Uneac de Villa Clara, que hizo posible que en tiempos tan difíciles se llevara a cabo este evento, que sin dudas constituye un patrimonio de nuestra cultura.
El Salón de Melaíto, además de reunir y confrontar buena parte del humor gráfico que se hace en Cuba y el mundo, vuelve a mostrarnos lo importante y eficaz que puede ser este género en aras de un mundo mejor.