Moratalla, situada en la cumbre de la sierra, se muestra como un encantador bosque de rocas ocres y blancas, circundado por el verde intenso que distingue a esta región de Murcia que se encuentra alineada con Andalucía y Castilla-La Mancha. Este encantador pueblo es un lugar que atrae a sus turistas no solo por su hermosura natural, sino también por la serenidad que envuelve sus largas calles, donde todavía resuena la esencia morisca. En Moratalla, parece que el tiempo se ha detenido: los mediodías se pasan en tabernas con vino local, mientras las tardes se desenvuelven tranquilas en la plaza.
El casco histórico de Moratalla mantiene vestigios del periodo medieval, con callejuelas en forma de laberinto y balcones de forja que recuerdan una época distinta. Su arquitectura refleja la abundante historia que rodea al sitio, enriquecida por monumentos simbólicos que incitan a su exploración. El castillo de Moratalla se destaca como el principal personaje principal.
El castillo, edificado en el siglo XV, sobresale en el cielo del pueblo con su imponente Torre del Homenaje, que tiene una altura de 30 metros. Esta fortaleza no solo brinda una vista asombrosa desde el exterior, sino también la oportunidad de indagar en su pasado mediante visitas guiadas que descubren sus secretos y su relevancia estratégica durante la Edad Media.
La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, ubicada en el extremo opuesto del casco histórico, es una obra de arte arquitectónica cuya edificación se remonta al siglo XVI. Este templo se distingue por su sofisticada arquitectura renacentista y es uno de los lugares clave para aquellos que buscan establecer una conexión con el pasado religioso y cultural de Moratalla. Además, junto a la iglesia, el mirador del valle del río Alhárabe ofrece una vista impresionante, ideal para aquellos que desean instantes de reflexión envueltos de naturaleza.
Además, es imprescindible visitar la iglesia del convento de San Francisco. Pese a que la estructura original del convento no ha resistido el paso del tiempo, el templo se mantiene como evidencia de su antigua majestuosidad. En cambio, las ermitas de Santa Ana y de Casa de Cristo son pequeñas joyas que representan la devoción popular de generaciones anteriores.
La naturaleza de Moratalla es otro de sus principales encantos. En esta zona, los entusiastas de la naturaleza hallarán un refugio para hacer senderismo, ascender sus sierras y descubrir el paisaje caracterizado por cañones, barrancos y ríos. La abundancia de su biodiversidad, sumada a la tranquilidad que se percibe en estos rincones, convierten a Moratalla en el sitio ideal para desconectarse del ruido urbano.
El Parque Natural de las Sierras de Moratalla proporciona senderos que recorren bosques y altiplanos, brindando a los turistas la oportunidad de explorar la fauna y flora nativas. Las panorámicas desde sus miradores naturales son únicamente memorables.
