En una medida que pretende proteger la industria textil mexicana, el gobierno de México, encabezado por Claudia Sheinbaum, anunció un incremento temporal de los aranceles a las importaciones de textiles. Estas tasas, que alcanzan el 35% en mercancías confeccionadas y el 15% en textiles, afectan principalmente a países sin tratados de libre comercio con México, incluido China, que es responsable del 35% de las importaciones en este sector.
Durante la conferencia matutina del último jueves, la presidenta Sheinbaum firmó el decreto junto al secretario de Economía, Marcelo Ebrard, quien explicó que la medida responde a la necesidad de combatir la competencia desleal, el contrabando textil y la piratería. "No podemos permitir que las empresas mexicanas sigan en desventaja por productos que no pagan impuestos", afirmó Ebrard.
El aumento de aranceles tiene un impacto significativo en el comercio internacional, especialmente para países como China, cuyo sector textil representa una parte importante de sus exportaciones. Según Gabriela Siller, economista de Banco Base, "el incremento de costos afectará tanto a los productos chinos como a la demanda interna en México". Esto podría encarecer las prendas importadas, beneficiando a los productores locales, pero elevando los precios para los consumidores.
Además, esta medida también incluye restricciones en el Programa de la Industria Manufacturera, Maquiladora y de Servicios de Exportación (IMMEX), lo que cierra las puertas a empresas que importan textiles bajo el pretexto de exportación y terminan vendiéndolos en el mercado local.
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La Cámara Nacional de la Industria Textil (Canaintex) señaló que México pierde alrededor de 3.200 millones de dólares anuales debido a prácticas de contrabando y evasión fiscal.
Los nuevos aranceles a textiles en México, que elevan hasta un 35% las tasas de importación para mercancías confeccionadas, reflejan una estrategia alineada con las preocupaciones de Estados Unidos sobre el comercio con China. Estas medidas buscan combatir la competencia desleal y el contrabando, respondiendo a presiones comerciales y fortaleciendo la industria textil mexicana, que emplea a unas 400,000 personas. Además, al excluir a países con tratados como Estados Unidos y Canadá, México refuerza su relación dentro del T-MEC.
La decisión también posiciona a México como un socio clave en el fortalecimiento del bloque norteamericano frente a la influencia comercial de China. Limitando el ingreso de productos textiles de contrabando y promoviendo la producción local, México fomenta un ecosistema de comercio regional que beneficia tanto a su economía como a la de Estados Unidos, consolidando un frente común en las tensiones comerciales globales.
