En lo más profundo del país luso, una pequeña localidad destaca por albergar una de las construcciones más espectaculares de todo el territorio
El pequeño pueblo de Huesca con un monasterio románico y un embarcadero
A lo largo de todo el territorio peninsular, varios enclaves tanto en España como en Portugal destacan por todas las maravillas tanto naturales como patrimoniales que albergan en su interior. Así, desde mágicos parajes naturales, hasta empedradas calles, castillos y puertos, el país vecino atesora algunos de los monumentos más especiales de todo el continente europeo.
Ubicada en el Distrito de Lisboa, a menos de una hora de la capital lusa, la ciudad de Mafra se erige como una alternativa idónea para descubrir todo lo que el país tiene que ofrecer. Esto es debido principalmente gracias a su extensa colección de construcciones patrimoniales conservadas en perfectas condiciones, de entre las que destaca un palacio-convento de más de 300 años de antigüedad.
Considerado como el mayor edificio portugués, el Palacio Nacional de Mafra fue construido en el siglo XVIII por orden del rey Juan V, el monarca más longevo de la historia del país. La edificación fue construida con motivo de una promesa entre el regente y los frailes franciscanos, a quienes les prometió que levantaría allí un convento cuando tuviese hijos.
El edificio iba a ser una pequeña y modesta construcción, aunque tras la contratación del arquitecto alemán Ludovice y gracias a todas las riquezas provenientes de Brasil, el proyecto fue ampliándose hasta finalizar en un grandioso monumento. Así, el convento -que cumplía la promesa de dar hogar a 300 frailes- contó también con una basílica y un palacio real construido en un tiempo récord de tan solo 13 años, con el objetivo de ser inaugurado por el 41 cumpleaños del monarca.
En la actualidad, el Palacio Nacional se encuentra abierto al público y durante su visita es posible disfrutar de otros espacios contiguos, como el parque de Mafra de la Tapada, la aldea de Sobreiro o el taller de Cerámica de José Franco, todos ellos perfectos para apreciar el estilo de vida portugués de la época.
Además del imponente Palacio Nacional, la localidad de Mafra cuenta con otros enclaves llamativos, como el parque de la Tapada Nacional, una antigua reserva real dedicada a la caza que se extiende alrededor de más de 800 hectáreas. En la actualidad, gran número especies animales cohabitan allí en libertad, pudiendo disfrutar de la vida silvestre de varias especies durante la consecución de algunas de las múltiples rutas y paseos que ofrece el parque.
Creada durante el reinado del monarca Juan V como un parque de ocio para la familia real y la corte, el parque de la Tapada cuenta con un patrimonio natural único a día de hoy, ya que en su interior es posible disfrutar de gran variedad de animales; como venados, gamos, jabalíes, zorros y varias especies de aves, entre otros.
Otro de los principales atractivos de Mafra es la Aldeia do Sobreiro, un pueblo museo compuesto por figuras animadas en barro, las cuales representan profesiones, actividades y entretenimientos típicos de una aldea saloia. Esta fue construida por el alfarero José Franco, a comienzos de los años 60 y sigue siendo uno de los espacios más visitados del pueblo en la actualidad.
En él, es posible apreciar réplicas de las murallas del castillo, de los molinos de viento, un parque infantil, una pequeña bodega donde degustar vino típico de la región y una panadería, conocida por su famoso pan con chorizo. Las figuras que se encuentran representando profesiones en el museo fueron construidas en barro por el alfarero y se encuentran mecanizadas en la actualidad, movidas por la corriente de agua o de manera eléctrica.
Existen varias formas de llegar al pueblo de Mafra, principalmente desde Lisboa. Así, el acceso cuenta con opciones con peajes -como la A8, de 45 minutos de duración- o sin ellos -por la A37 y posteriormente la N9, de 55 minutos de duración-.
Además, a tan solo 8 kilómetros al oeste del pueblo se encuentra una de sus principales freguesias, la villa de Ericeira, la cual destaca por su singular encanto, su capacidad portuaria y sus laberínticas callejuelas. Además de esta, Mafra cuenta con otras 9 freguesias, las cuales son:
