Thomas Benoît Lemar, nacido el 12 de noviembre de 1995 en Baie-Mahault, Guadalupe, es un reconocido jugador de fútbol francés que ha destacado tanto en el Atlético de Madrid como en la selección francesa, con la que obtuvo la Copa Mundial en 2018. Sin embargo, tras su triunfo en el ámbito deportivo, existe una familia que ha jugado un papel crucial en su crecimiento personal y profesional.
Edwige Lemar ha jugado un papel crucial en la existencia de Thomas. Como su padre, jugó un rol fundamental en los primeros años del futbolista, respaldándolo para que mejore su habilidad y entusiasmo por el fútbol desde una edad precoz. Original de Guadalupe, Edwige siempre apreció la enseñanza y los principios familiares, infundiendo en Thomas el valor de la disciplina y el empeño requeridos para lograr el éxito.
En diversas entrevistas, Thomas ha resaltado el impacto de su padre en su trayectoria profesional. Desde los primeros entrenamientos hasta las decisiones cruciales en su carrera profesional, Edwige se desempeñó como un guía y mentor. Su apoyo fue crucial cuando Thomas optó por trasladarse a Europa continental para incorporarse a las categorías inferiores del Caen, señalando el comienzo de una carrera con gran potencial.
Además, la madre de Thomas, Martine Lemar, ha representado el soporte emocional de la familia. Martine no solo se ocupó de criar a Thomas en un entorno repleto de cariño y respaldo, sino que además promovió su sensación de identidad con sus orígenes guadalupeños. El vínculo con su cultura y sus raíces es algo que Thomas posee con orgullo, en gran medida debido a las iniciativas de su madre para mantener esas costumbres familiares.
Martine también fue quien enseñó a Thomas la relevancia de mantener los pies firmes en el suelo, incluso mientras llegaba a la fama en el fútbol. Frecuentemente, Thomas ha relatado la serenidad que experimenta al regresar a su hogar, donde su madre siempre ha estado para recordarle la relevancia de la familia y la humildad.
No se puede comprender el triunfo de Thomas Lemar en el fútbol sin el respaldo continuo de sus padres. Edwige y Martin han formado un equipo extraordinario, garantizando que su hijo disponga de las mejores posibilidades para cultivar su talento. Además, han representado un modelo de colaboración y compromiso, principios que Thomas ha adoptado tanto dentro como fuera del ámbito deportivo.
En una disciplina tan rigurosa como el fútbol, la estabilidad emocional es crucial, y esta estabilidad se la ha otorgado su familia. Edwige y Martin han jugado un papel crucial en la capacidad de Thomas para enfrentar los desafíos de su trayectoria profesional, desde las críticas hasta las exigencias de participar en clubes de alto nivel y la selección nacional.
