La costumbre de utilizar dos apellidos en España y muchos países de América Latina refleja una gran herencia cultural que valora tanto la descendencia paterna como la materna. Esta costumbre, que se remonta a siglos atrás, evolucionó y se consolidó como un elemento distintivo de la identidad hispana. Históricamente, el uso de dos apellidos permitió mantener un vínculo con ambas ramas familiares, lo que resulta en una representación más completa de la herencia. El apellido materno preserva y otorga un valor significativo, lo que contrasta con otras culturas donde el apellido de la madre desaparece después del matrimonio.
La importancia de esta tradición se manifiesta en la legislación de varios países hispanohablantes, donde se establece que los hijos deben llevar el apellido del padre seguido del apellido de la madre. Esta norma no solo refuerza la igualdad de ambos progenitores, a su vez se promueve el reconocimiento de la mujer en la construcción de la identidad familiar.
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El uso de dos apellidos en América Latina tiene sus raíces en las tradiciones españolas, que a su vez se formalizaron durante el Concilio de Trento (1545-1563). Este concilio no solo reafirmó la influencia de la Iglesia en la vida cotidiana, sino que también estableció la obligatoriedad de llevar registros sacramentales de bautismos, matrimonios y defunciones.
Estos registros requerían incluir el nombre completo de las personas, que incluía los apellidos paternos y maternos, una práctica que ya se estaba consolidando en España. A continuación los factores que llevaron al uso de los dos apellidos.
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La mayoría de los países de América Latina usan los dos apellidos, donde el paterno se coloca en primer lugar y el materno en segundo. Esta costumbre, originada durante la colonización española, permanece en uso, aunque su aplicación varía dependiendo de las leyes y las tradiciones específicas de cada nación. Estos son los países que siguen con la tradición:
La principal causa por la que algunos países no adoptan el uso de dos apellidos radica en diferencias culturales, históricas y normativas que influyen en cómo cada sociedad organiza los nombres. En las culturas hispánicas, emplear ambos apellidos posee un fuerte trasfondo histórico y social. A continuación, los países correspondientes:
En la cultura hispana llegó a ser históricamente valorada, lo que se traduce en la práctica de incluir el apellido de la madre en el nombre de los hijos. Este enfoque refleja un respeto por la figura materna y permite que las mujeres mantengan su identidad familiar a lo largo de su vida, incluso después de casarse.
Además, esta práctica fortalece la identidad individual de ellas y permite un equilibrio entre los aportes de ambos progenitores en la construcción de la genealogía, consolidando un sentido de igualdad y respeto en las estructuras familiares.