A las 6.00 de la madrugada el aeropuerto de Barajas está aún desperezándose. En la terminal 4 prácticamente todos los comercios están aún cerrados, apenas hay colas de pasajeros y los sintecho que se refugian allí del invierno están empezando a recoger sus enseres. Sin embargo, en la zona restringida a las tripulaciones y el personal, las tripas del aeródromo, ya se trabaja a destajo. En estos días en los que el mercurio roza los cero grados el trabajo de los equipos de deshielo es fundamental. Ellos se encargan de descongelar, a veces literalmente, las aeronaves. O al menos sus partes críticas: las alas, el timón de cola y los estabilizadores, «para que cuando el avión vaya en carrera el...
Ver Más