Cada década de nuestra vida nos marca de alguna y otra manera en forma de experiencias. Y conforme avanzan esas décadas hay otras cositas —más o menos deseadas— que también se marcan en nuestra piel: las líneas de expresión. El envejecimiento es algo natural contra lo que no debemos luchar, pero algunas de sus consecuencias las podemos mitigar. Al menos, en lo que a estética se refiere. Por ese motivo, una experta dermatóloga explica qué debemos hacer en nuestra piel en cada década de nuestra vida.
A los 20, la piel está en su mejor momento, con una alta producción de colágeno y elastina que le da firmeza, elasticidad y un aspecto radiante. La renovación celular ocurre rápidamente, lo que mantiene la piel suave y luminosa. Sin embargo, es una etapa clave para comenzar con ciertos buenos hábitos de cuidado de la piel para tenerlos más que controlados en los años siguientes. En esta década lo más importante va a ser la prevención, por lo que el uso de un buen protector solar es fundamental.
En la década de los 30 a los 40, la cosa va cambiando. La piel comienza a mostrar los primeros signos visibles de envejecimiento. La producción de colágeno y elastina disminuye gradualmente, lo que puede dar lugar a líneas finas, especialmente alrededor de los ojos y la boca. El daño solar acumulado puede empezar a manifestarse como manchas oscuras o un tono desigual. En este sentido, la dermatóloga Ana Molina recomienda, en una entrevista para el podcast The ChitChat Club, que en esta década, ya podemos enpezar a plantearnos la toxina botulínica (si es lo que queremos) pero a un nivel limitado y de forma preventiva: "Lo que llamamos 'baby bótox' en las zonas claves, una vez al año".
A los 40, los cambios en la piel son más notorios. La pérdida de colágeno y elasticidad se acelera, provocando que las arrugas sean más pronunciadas y que la piel pierda firmeza. La producción de sebo disminuye, haciendo que la piel sea más seca y propensa a la sensibilidad. Pueden aparecer más manchas de la edad, y la textura de la piel puede volverse más áspera debido a la renovación celular más lenta. "A partir de los 40, yo ya empezaría con los rellenos, a ser posible —más que ácido hialurónico— empezaría con estimuladores de colágeno, que son unos rellenos especiales que dan volumen y tensan".
¿Y a partir de los 50-60? La disminución de los niveles de estrógeno, especialmente en mujeres debido a la menopausia, afecta significativamente a la piel. La flacidez se hace evidente, especialmente en el cuello y la línea de la mandíbula. La piel tiende a volverse más delgada y frágil, con mayor riesgo de mostrar capilares rotos o hematomas. La hidratación natural disminuye aún más, haciendo que la sequedad sea un problema común. Las arrugas se van marcando más conforme pasan los años. "Me centraría en tratamientos para la flacidez", sentencia la doctora Molina.