Con la llegada de la estación más fría del año, varias villas gallegas destacan por su orígenes o por su singular patrimonio histórico y cultural, volviéndolas opciones perfectas para planear una escapada
Una escapada para huir del frío: siete islas europeas donde el invierno es cálido y asequible
La comunidad autónoma de Galicia, en el noroeste de España, es una de las más diversas de la península ibérica. Desde gastronomía única hasta espacios naturales llenos de encanto en los que disfrutar de ríos, bosques y montañas, el territorio es una gran alternativa para preparar un viaje de fin de año durante el invierno.
Son varios los pueblos gallegos que maravillan a sus visitantes con calles, edificios y monumentos históricos que han resistido el paso del tiempo. Todo ello además, acompañado de unas tradiciones y una riqueza cultural única, que definen a los enclaves como opciones idóneas para disfrutar del turismo rural en Galicia.
Son muchas las villas en las que es posible disfrutar y descubrir alrededor la comunidad autónoma, aunque algunas de ellas destacan además por estar incluidas en la lista de Los Pueblos Más Bonitos de España, una distinción creada en el año 2011 para promocionar, difundir, fomentar y preservar el patrimonio cultural, natural y rural de algunas de las áreas del país. Así, estos son algunos de los principales enclaves gallegos con dicha denominación.
Ubicado al norte de la provincia de Lugo, en la comarca de La Mariña Central, el pueblo de Mondoñedo es uno de los más llamativos de toda Galicia, destacando por todo el bagaje histórico y cultural que alberga. Esto es así desde el año 1112, cuando la Sede Episcopal fue trasladada al territorio, que fue además reconocido como ciudad años después, en el 1156.
La localidad, que ha sido una de las siete capitales históricas de la comunidad autónoma y una antigua provincia -la denominada Galicia Cantábrica-, destaca por ser una etapa del camino de peregrinación de Santiago, el Camino Norte. Esto no solo aportó popularidad Mondoñedo, sino que lo dotó de una gran riqueza patrimonial.
Así, a lo largo del pueblo es posible disfrutar de gran número de monumentos religiosos como su imponente catedral de estilo románico, la cual fue construida en el año 1248 y se encuentra ubicada en la Plaza de España, junto con el Palacio Episcopal. Otros de los monumentos más destacados en Modoñedo son:
Con poco más de 60 habitantes, el pueblo de Ponte Maceira, en la provincia de A Coruña destaca por su riqueza natural. El territorio, perteneciente al ayuntamiento de Negreira, cuenta con un gran puente románico, construido en el siglo XIII sobre el río Tambre, uno de los más importantes de toda Galicia.
Dicha construcción no solo une los municipios de Ames y Negreira, sino que además destaca por formar parte del conjunto monumental que conforman el poblado primitivo, el antiguo molino, la presa, la capilla de San Blas y el Pazo de Baladrón.
El pueblo cuenta además con una pequeña ermita, conocida como Capilla del Carmen -o de San Brais- la cual fue construida en el siglo XVIII, aunque modificada años después. Por otro lado, el enclave es paso obligado del Camino Marítimo de Santiago, uniendo la ciudad del Apóstol con Fisterra, ya que se encuentra a tan solo 17 kilómetros de la capital gallega, Santiago de Compostela.
En el corazón de la Ribeira Sacra, en la provincia de Ourense, el pueblo de Castro Caldelas se erige en el gran nudo orográfico que conforman las sierras de San Mamede y Queija, colina que domina la ribera del río Edo. Tanto su arquitectura como su historia resaltan un marcado origen medieval, como es posible apreciar en sus empedradas y estrechas callejuelas.
Además, el pueblo cuenta con múltiples casas señoriales, coronadas con escudos en sus fachadas, y con empinadas avenidas que dirigen a una imponente fortaleza, el denominado castillo de los Condes de Lemos. Se trata de una obra construida durante en el siglo XIV y que fue derruida y rehabilitada tras varios conflictos bélicos.
Sin embargo, este no es el único vestigio de la época que el enclave conserva, ya que también alberga dos monasterios -el de San Juan de Camba y el de San Paio de Abeleda-, ambos pertenecientes a la Edad Media. Además de un gran patrimonio, el pueblo cuenta también con varios espacios naturales, como el Área Recreativa Ponte das Taboas o el Mirador Pena de Matacás.