El 'finale' de la sinfonía número 45 de Joseph Haydn ha pasado a la historia no sólo por su calidad, sino porque el compositor se la dedicó al príncipe Nicolás Esterházy, pero le coló una reivindicación importante. El noble obligaba a los músicos a pasar meses lejos de sus familias cuando visitaba su palacio de verano, Eszterháza, en Hungría, y en 1772 decidió alargar su estancia. Él estaba tan a gusto. Ellos, muy hartos. Haydn compuso el 'finale' de manera que los instrumentos van acabando, uno a uno, y al final sólo suenan dos violines. La estrategia fue efectiva: los maestros salían de la sala cuando su parte acababa. Y el príncipe, tras la sorpresa, pilló la indirecta y ordenó...
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