Es probable que la Navidad sea la fiesta más sentida de todo el calendario anual. Esta festividad tiene por bandera la solidaridad y la buena fe de aquellos que adoran esta época del año. Asimismo, en mucha ocasiones se llega a considerar como un sentimiento de unión y esperanza que aflora en el interior de cada uno. Sin embargo, en cada país existen diferentes modos de celebración para anunciar la entrada del nuevo año y de lo que esto conlleva. En nuestro caso, por la milenaria relación de España con el cristianismo, nuestras formas de conmemorar estas fechas beben de año de tradiciones y costumbres.
Para empezar a analizar en profundidad los entresijos de este festejo, hemos de realizar una comparativa con el resto de hábitos implantados en las Navidades de otros países. Por ejemplo, hay quienes celebran el llamado Día de Acción de Gracias, generalmente en Norte América, como un día para agradecer por la libertad de cada uno, el hogar los alimentos y la compañía. En nuestro caso, el calendario navideño comienza con la cena de Nochebuena el 24 de diciembre y concluye con la alegría de los más pequeños el 6 de enero. Los Reyes Magos se encargan anualmente de dibujar una sonrisa en la cara de todos los niños.
A pesar de ello, los días clave que se marcan con una cruz en el anuario son cinco: la fecha que abre las fiestas, ya mencionada, Navidad, Nochevieja, Año Nuevo y el Día de Reyes. Es por eso que, siempre que se acercan estos días el tema de conversación principal en todas las familias se fundamenta en dónde llevar a cabo las reuniones. Una vez llegados a este punto entran a escena otras condiciones que forman parte del imaginario popular como las comidas tradicionales navideñas, las famosas doce uvas y poner el Belén, entre otras.
Si hay algo que condense en pocas palabras el espíritu navideño es el Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad. Un acontecimiento que se lleva acabo de forma anual el 22 de diciembre, en el Teatro Real de Madrid, y que levanta emociones de todo tipo bajo el lema de "compartir es extraordinario". Y es que los valores que antes mencionábamos con especial énfasis aquí son incluidos con una identidad propia. La gran mayoría de españoles tomamos este evento como una excusa para revivir relaciones con aquellas personas que solo vemos una vez se acerca el frío y se encienden las luces navideñas, otra tradición más por cierto.
En cuanto a la comida vayamos por partes. Bien es sabido por todos que las comilonas familiares son un pilar fundamental en estas fiestas, pero algunos dulces son característicos como el Roscón de Reyes, los polvorones, los mazapanes y las castañas para combatir el frío del invierno, e incluso el chocolate con churros. En el caso de los platos fuertes, si bien no destaca ninguno, es habitual que las mesas de todas las casas se llenen de cochinillos y corderos asados.
Nuestras tradiciones están arraigadas a las fechas que ya hemos citado anteriormente. Con la llegada del nuevo año, en cada cultura existe un ritual para entrar de la mejor manera posible en este nuevo curso. En Italia se suelen comer lentejas en Nochevieja como signo de prosperidad y esperanza, en España comemos doce uvas en las doce campanadas que preceden la llegada del nuevo año. El simbolismo de este gesto encuentra su significado en los doce días del año y la necesidad de iniciar con buen pie esta etapa.
Entre los más jóvenes resalta la actividad de pedir el aguinaldo, es decir, ir casa por casa cantando villancicos acompañado de zambombas y panderetas reivindicando la esencia de las fiestas a cambio de dinero, dulces u otros obsequios. Otra práctica muy frecuentada entre los más pequeños es el de visitar en familia la Cabalgata de los Reyes en vísperas del día en cuestión.