La agrupación de Sevilla, la más numerosa de Andalucía, espera "un acuerdo entre secretarios generales" para sortear las primarias, aunque Juan Espadas ha confirmado ya su candidatura y los críticos prevén que el jiennense Juanfran Serrano se postule avalado por Ferraz
En el PSOE de Sevilla, la agrupación con más militantes de España, creen que finalmente no habrá primarias para elegir al secretario general de los socialistas andaluces. Es un mensaje que trasladan fuentes de la dirección provincial a 48 horas de que se celebre, en Jaén, el comité director que aprobará el calendario de las primarias y del congreso regional, previsto ya para el 22 y 23 de febrero en Armilla (Granada).
Se trata, por tanto, de un mensaje a medio camino entre el temor y el deseo: el temor de que el PSOE andaluz, en el actual estado de fragilidad en el que se encuentra, vaya a un choque de trenes entre dos candidaturas, la de su líder, Juan Espadas, frente a la de su rival –aún por definir– que aglutinará los apoyos de todos los críticos con la ejecutiva.
El deseo es que eso no llegue a ocurrir, es decir, que las altas instancias del partido asuman que unas primarias a cara de perro sólo van a debilitar aún más la marca PSOE y que sería preferible consensuar algún tipo de “acuerdo entre secretarios generales”. Cuando los socialistas de Sevilla y Jaén vaticinan que no habrá primarias, también apuntan que el candidato de consenso para evitar el choque de trenes “no tiene por qué ser Espadas”, que es el único que, hoy por hoy, ha anunciado su candidatura a la reelección.
A partir de aquí hay que leer entre líneas, porque todas las voces del partido que elucubran estos días sobre las primarias en el PSOE andaluz –son muchas y de todo tipo– son conscientes de que la pugna empezará (y terminará) cuando Pedro Sánchez decida. Varios dirigentes del partido consultados por este periódico coinciden en que el “acuerdo” pasa por “dar una salida digna” a Espadas para que este renuncie a presentarse, y negociar que parte de su equipo se incorpore a la lista de su virtual oponente, el jiennense Juanfran Serrano, diputado en el Congreso y número dos del secretario de Organización, Santos Cerdán.
Pero, a pocas horas de que arranque la carrera congresual, el exalcalde de Sevilla mantiene su intención firme de concurrir a la reelección y defender la continuidad de su proyecto político para Andalucía.
Al presidente del Gobierno le rodea un grupo de notables socialistas andaluces, con María Jesús Montero a la cabeza, que conocen de primera mano la situación del partido en la comunidad más poblada de España. La decisión no es fácil, porque no se elige sólo el futuro del PSOE en las elecciones andaluzas previstas para 2026, sino el futuro del PSOE de Sánchez en las próximas generales, que pueden ser antes, después o a la par.
Andalucía es la primera cita con las urnas –junto con Castilla y León– si no se precipitan los acontecimientos, y la respuesta del electorado tradicional socialista es muy maleable: con una diferencia de más de 300.000 votos entre las andaluzas de 2022, que perdió Espadas, y las generales de 2023, que perdió (pero ganó) Sánchez. Los sondeos proyectan a un PSOE en retroceso, los partidos a su izquierda desmovilizados, la mayoría absoluta de Moreno y el suelo electoral de Vox intactos, e incluso la posible irrupción de la formación del agitador ultra Alvise Pérez en el Parlamento.
El comité director del PSOE andaluz, máximo órgano de decisión entre congresos, se reúne este viernes a mediodía en Jaén para aprobar el calendario congresual. Espadas hará un balance de gestión ante los suyos, en parte como plataforma de lanzamiento para su candidatura. Y enfrente tendrá sentados a un buen puñado de críticos que, como ya hicieron en el comité del pasado junio, cuestionan su capacidad política y su liderazgo para quebrar la mayoría absoluta de Juan Manuel Moreno, a menos de dos años para las andaluzas.
Pero el sector crítico, aún deslabazado, ha llegado a la línea de salida sin candidato. Tras el comité director se precipitan las fechas navideñas y entre el 7 y el 10 de enero estará abierto el plazo para inscribir las candidaturas a las primarias. El nombre al que se aferran los críticos como clavo ardiendo es el del jiennense Juanfran Serrano, número dos del secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán.
Es un hombre de Ferraz, poco conocido en la política andaluza, pero que para muchos representa un “cambio generacional que el PSOE andaluz no ha protagonizado nunca y necesita ahora”. La reciente moción de censura en el Ayuntamiento de Jaén para arrebatar al PP la hegemonía de todas las capitales andaluzas fue una operación orquestada entre Ferraz y el PSOE jiennense, en la que se atribuye protagonismo directo a Serrano. Y en la que Espadas ha jugado un papel más secundario.
Serrano tiene 36 años, es ingeniero técnico industrial (especializado en mecánica), diputado en el Congreso y ha sido cuatro años alcalde de Bedmar, un pueblo de Jaén con 2.700 habitantes. Su nombre no emerge de las distintas corrientes de críticos –incluido el entorno de Susana Díaz– que llevan meses cuestionando en abierto a Espadas, pero sin articular un proyecto común. Fuentes de su entorno reconocen que le han tanteado desde distintas esquinas del partido, asegurándole que “hay una ola grande de cambio en el PSOE andaluz”.
Pero Serrano no saltará a la piscina sin estar seguro de que hay agua, es decir, “sin el aval de Sánchez y de Montero”. “Los secretarios generales están hablando, lo importante es llegar a un acuerdo, todavía hay tiempo”, advierten fuentes de su entorno, que emplazan hasta el mismo 7 de enero –primer día para registrar las candidaturas– para alcanzar un acuerdo que evite unas primarias. La dirección federal ha asegurado públicamente que no intervendrá en el proceso andaluz, que la decisión compete a la militancia.
A los socialistas, las primarias siempre les han infundido entre respeto y pavor. No entraron en la cultura del partido hasta hace relativamente poco y la vieja guardia sigue considerándolas “un dolor de muelas”. En el debate sobre el relevo en el PSOE andaluz, hay secretarios provinciales que se han postulado a favor de la renovación –Cádiz y Córdoba, sobre todo– y otros que han guardado la ropa. Fuera de micrófono, todos reconocen la pulsión de cambio, pero también sus dudas sobre las alternativas que se barajan a Espadas.
El exalcalde de Sevilla tiene hoy un índice de conocimiento en torno al 60%, que es el umbral que marcan los expertos para avalar una candidatura electoral. Pero Espadas ha encajado cuatro derrotas electorales en Andalucía desde que lidera el partido –andaluzas, municipales, generales y europeas– y sus críticos más beligerantes ponen el foco exclusivo en él, critican su rictus moderado –asimilable al de Moreno– y su falta de mordiente. Entre quienes reconocen la falta de tirón de Espadas también hay dudas sobre el perfil de Serrano, “un desconocido para los andaluces”, “un experimento” y “una vuelta a empezar, después de dos años del proyecto de oposición de Espadas que necesita madurar”.
El PSOE de Sevilla es, con el de Jaén, el único que logró salvar la Diputación Provincial de la debacle en las elecciones municipales de 2023, en las que el PP acaparó el mayor poder institucional de su historia en Andalucía. La posición de Sevilla y de Jaén tiene hoy, por tanto, más resonancia en Ferraz que otras provincias, donde la fractura interna es mayor y la autoridad de los secretarios provinciales es más difusa.
Sus líderes han formado un tándem para que el futuro del PSOE de Andalucía se decida en Andalucía, no en Madrid. “El debate del PSOE andaluz no puede estar frente a los leones del Congreso”, dice una fuente de la dirección socialista en Sevilla. Sus líderes han manejado los tiempos con cuidado: a veces ponían el acento en mensajes de reconocimiento al trabajo de Espadas (conjugados en pasado), otras cuestionaban el rigor de los críticos que, a estas alturas, siguen siendo reinos de taifas sin candidato firme; y otras veces han jugado con la ambigüedad sobre su apoyo al actual líder, conscientes de que la última palabra la tiene Sánchez.
El secretario general del PSOE de Sevilla, Javier Fernández, es quien más ha defendido públicamente a Espadas tras anunciar su intención de presentarse a la reelección, frente a todas las voces críticas que le exigen dar un paso al lado y facilitar la renovación del proyecto socialista en Andalucía. “Hoy por hoy es el único que ha dicho claramente que se quiere presentar. Espadas cuenta con mi apoyo. Tiene mi compromiso personal y político”, subrayó Fernández el último día del Congreso Federal del PSOE en Sevilla, un cónclave del que Espadas salió con menos apoyos de los que tenía.
El secretario general del PSOE de Jaén, Francisco Reyes, ha disparado a los dos flancos del debate interno: “¿Dónde han estado los críticos cuando se les ha necesitado? Yo no les he escuchado criticar a Moreno Bonilla”, ha dicho. Y cuando parecía alineado con Espadas, ha advertido: “Cuando lleguemos a ese río, cruzaremos ese puente”. Pero cuando los socialistas de Jaén perciben movimientos en Ferraz para catapultar la candidatura de Juanfran Serrano, toman posiciones por si Sánchez da su beneplácito. “El día que dé el paso dejará de ser cuota Ferraz para ser cuota Jaén”, dice un veterano del PSOE jiennense.
Sevilla y Jaén coinciden en que el debate de la renovación en el PSOE andaluz trasciende los nombres que se barajan. Incluso admitiendo el desgaste de Espadas, avisan a los críticos de que la enfermedad del partido no está sólo en la cabeza, sino en las extremidades. “No puede ser que en Madrid haya cinco secretarios provinciales, en el Congreso y en el Senado, porque eso significa que no están en su territorio cuando deben”, avisa una fuente del PSOE sevillano. Los líderes de Cádiz, Almería, Huelva, Granada y Córdoba –despojados del poder institucional en las últimas municipales– tienen cargo en Madrid.