El descubrimiento de los restos fosilizados de un depredador con dientes de sable en Mallorca ha generado nuevas preguntas sobre la evolución de los primeros parientes de los mamíferos. El fósil, que data de entre 270 y 280 millones de años, pertenece a un gorgonopsiano, un miembro de un linaje extinguido relacionado con los mamíferos modernos.
Conocido por sus característicos colmillos largos y afilados, este gorgonopsiano podría ser el depredador con dientes de sable más antiguo conocido. Su aparición en el registro fósil sugiere que la diversificación de los primeros parientes de los mamíferos ocurrió mucho antes de lo que se creía, remontándose a un tiempo en que Mallorca formaba parte del supercontinente Pangea. Los científicos esperan que este descubrimiento no solo amplíe el conocimiento sobre los gorgonopsianos, sino también sobre los orígenes evolutivos de los mamíferos.
El equipo de investigadores desenterró los restos en Mallorca, una isla mediterránea que, durante el Pérmico, formaba parte del supercontinente Pangea. El sitio de excavación sorprendió a los paleontólogos por la abundancia de fragmentos óseos, incluyendo partes de un cráneo, mandíbula, dientes dentados, costillas y un fémur bien conservado. Este conjunto permitió reconstruir las características del animal.
“Es muy probable que se trate del gorgonopsiano más antiguo del planeta", indicó Josep Fortuny, autor principal del estudio y responsable del grupo de Biomecánica Computacional del Institut Català de Paleontologia.
Los expertos consideran que Los restos podrían ser los más antiguos del grupo de los gorgonopsianos y posiblemente de todos los terápsidos conocidos, animales que representan un paso crucial hacia la evolución de los mamíferos. Aunque el ejemplar está incompleto, su datación sugiere que existió en un período crítico para la diversificación de estos linajes.
Rafel Matamales, conservador del Museu Balear de Ciències Naturals y coautor del estudio, afirmó que la cantidad de restos encontrados superó todas las expectativas iniciales.
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Tras el análisis de los fósiles, los investigadores estiman que el animal descubierto tenía aproximadamente el tamaño de un perro mediano, similar a un husky, aunque su apariencia era muy diferente. Carecía de pelo y de orejas visibles, y su estructura ósea mostraba rasgos que lo distinguen de los mamíferos actuales. Los dientes de sable que poseía, largos y afilados, indican que era un depredador dominante en su época.
Este gorgonopsiano, aún sin un nombre de especie definitivo, muestra características que permiten a los científicos clasificarlo dentro de este grupo de terápsidos. Sin embargo, los restos fragmentarios impiden determinar si pertenece a una especie previamente conocida o a una completamente nueva. Kenneth Angielczyk, curador del Museo Field de Historia Natural de Chicago y coautor del estudio, destaca que este ejemplar representa una pieza clave para entender la evolución temprana de los mamíferos.
Los científicos también notaron que los gorgonopsianos no eran ancestros directos de los mamíferos, pero sí estaban estrechamente relacionados con ellos. Este animal demuestra que los terápsidos habían comenzado a diversificarse en formas distintas mucho antes de lo que se pensaba, desempeñando roles ecológicos clave en su ecosistema.
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Aunque los gorgonopsianos no eran mamíferos en sí, compartían con ellos varias características evolutivas importantes. Entre estas se incluyen un cráneo con orificios que alojaban músculos de la mandíbula y estructuras óseas que eventualmente evolucionaron en los huesos del oído medio de los mamíferos modernos. Estos rasgos colocan a los gorgonopsianos como un grupo clave en la transición hacia los primeros mamíferos verdaderos.
El hallazgo en Mallorca amplía significativamente el conocimiento sobre cuándo y cómo evolucionaron los terápsidos. Los fósiles más antiguos de este grupo tenían aproximadamente 270 millones de años, pero el nuevo ejemplar retrocede este límite en al menos 10 millones de años. El descubrimiento también sugiere que la diversificación de los terápsidos pudo haber ocurrido tras un evento de extinción que eliminó a otros competidores.
“Este depredador demuestra que mucho antes de la era de los dinosaurios, existía una época dominada por antiguos parientes de los mamíferos”, explicó Angielczyk. Con cada nuevo hallazgo, los científicos continúan armando el rompecabezas de cómo evolucionaron las especies que, millones de años después, darían lugar a los mamíferos modernos.