SAO PAULO. — Durante décadas han mendigado comida en las calles de todo el país — indeseados, abandonados e ignorados.
Ahora, sin embargo, estos perros callejeros color caramelo de Brasil viven un momento importante. Los llamados “vira-lata caramelo” (literalmente: volcador de cubos de basura caramelo) son exaltados en memes, videos, peticiones, una próxima película de Netflix, un desfile del Carnaval e incluso un proyecto de ley para honrarlo como parte de la cultura brasileña.
El nuevo prestigio de los perros caramelo habla del valor de la resiliencia en Brasil —un país de 213 millones de personas conocido por resistir golpes duros con una sonrisa— y que da un vuelvo a un supuesto “complejo de perro mestizo”.
Una escena de la película “Caramelo”, de Netflix y filmada en octubre, muestra a un cachorro color beige sentado junto a un río en Sao Paulo que mira pasar a familias perfectas con sus impecables perros de raza pura: un golden retriever, un collie miniatura y un dóberman. A la señal del director de fotografía, un repartidor pasó en bicicleta y el intrépido perro lo persiguió guiado por el aroma de la pizza y la necesidad de sobrevivir.
“El caramelo terminó por convertirse en el gran símbolo de Brasil, un símbolo para el pueblo”, dijo Diego Freitas, director y coguionista de la película, después del rodaje del día. “Netflix fue sensible a lo que está sucediendo con el ‘zeitgeist’: el caramelo es el espíritu de nuestra época”.
La locura por los perros caramelo comenzó en línea alrededor de 2019. La gente publicó la frase irónica: “Esto representa a Brasil más que el fútbol o la samba”, acompañado de fotos de fenómenos distintivamente brasileños, incluidos numerosos perros caramelo.
Las cuentas en las redes sociales rindieron homenaje a las travesuras de los caramelos: uno invadió un espectáculo de baile y orinó en el escenario; otro fingió estar muerto mientras recibía compresiones torácicas para un video de capacitación en reanimación cardiopulmonar. Tiendas minoristas en línea comenzaron a vender cojines con forma de perro caramelo.
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Una petición para reemplazar al guacamayo en el billete de 10 reales (1,65 dólares) de Brasil obtuvo 50.000 firmas en 2019.
“El caramelo se ha establecido como un símbolo del pueblo brasileño, y es muy querido y recibido en todos los estados del país, siendo un excelente representante de nuestra cultura”, proclamó la petición. “Por lo tanto, merece un lugar en nuestra moneda”.
Al año siguiente, otra petición para estampar al perro de tamaño mediano en el billete de 200 reales recibió el triple de apoyo.
Muchos citan la amabilidad como el encanto secreto de los perros caramelo, pero con más frecuencia dicen que son sobrevivientes muy listos.
Un ejemplo de ello es un caramelo en la ciudad de Joao Pessoa, en el noreste del país. El año pasado, Khelson Silva, de 59 años, salió del gimnasio con una amiga y encontró que el perro callejero los esperaba. Tomó con cuidado el dedo de la amiga de Silva entre los dientes y los guió a lo largo de tres cuadras.
“Llegó a mi edificio, caminó directo al garaje, subió por el ascensor y entró directamente a la casa”, dijo Silva, quien se enteró de que este caramelo, ahora llamado José el Persistente, había intentado maniobras similares antes. “Fue él quien nos eligió. Sabía dónde vivíamos”.
El escritor Nelson Rodrigues acuñó el término ahora infame de “complejo de perro mestizo” después de la humillante derrota de la selección brasileña de fútbol en la Copa del Mundo de 1950, con el objetivo de encapsular lo que percibía como el sentido de inferioridad de Brasil en comparación con otras naciones. Hoy, muchos ven las diversas raíces de Brasil —inmigrantes, esclavos e indígenas— como una fuente de orgullo.
Tina Castro, profesora de inglés en Río de Janeiro, equipara el tener un perro caramelo con amar la “mezcla loca” de Brasil y su gente.
“Viene de un lugar marginal, como Brasil. Tiene una historia de supervivencia y marginación”, dijo Castro, de 32 años. “Valoramos al caramelo de la misma manera que valoramos a nuestro país: tal como es”.
“¡Los caramelos dominarán al mundo!” se ha convertido en un grito de batalla humorístico en línea, y los aliados extranjeros han echado una mano. Después de una gira por Brasil en noviembre, el cantante Bruno Mars posó con un caramelo en su video viral de despedida. El personal de la misión británica en Brasil votó abrumadoramente en julio para bautizar a su nueva mascota digital, un corgi galés, como “Lord Caramelo”.
El presupuesto para “Caramelo”, de Netflix, es parte de los mil millones de reales (164 millones de dólares) gastados entre 2023 y 2024 en producciones brasileñas para captar la atención de uno de los mercados de streaming —la reproducción en línea— más grandes del mundo. Netflix no ha establecido una fecha de estreno.
“La película es una gran apuesta para Netflix; una superproducción”, dijo la oficina de prensa de Netflix Brasil a The Associated Press. “Es la primera película brasileña con un perro como protagonista, y no podía ser otro que el caramelo, un ícono nacional”.
Entre otros que catapultan al perro caramelo a los reflectores está la escuela de samba San Clemente, de Río. El 28 de noviembre, en su taller de tres pisos en el centro de la ciudad, las costureras confeccionaron tiras de tela amarilla delgada para docenas de enormes disfraces de perros caramelo. Cada uno de ellos tendrá una cabeza gigante de espuma en el desfile del Carnaval de 2025 de la escuela, cuyo tema es el abandono y el abuso de los animales.
“Es nuestra estrella”, explicó entusiasmado Roberto Gomes, director del taller. “El caramelo es el perrito hermoso y simpático —no el de raza pura. Es el tierno, ese perro que siempre es gracioso, que siempre está en nuestros corazones”.
A pocas cuadras de distancia, el teniente coronel Sidnei Robson Pazini dice que los brasileños simplemente redescubren una devoción perdida hace mucho tiempo. Él dirige el museo y archivo de la policía militar de Río, y agrega que la pieza “más icónica, más emblemática” —más que los mosquetes, el cañón o la pintura que valen casi un millón de dólares— es un caramelo disecado que tiene unos 150 años.
El perro solía visitar un batallón de la policía de Río para conseguir comida —donde se ganó el nombre de Bruto— y luego se unió a los oficiales que partían hacia la guerra en Paraguay, a pesar de los esfuerzos por impedírselo. Bruto alertaba a las tropas sobre enemigos que se acercaban, señalaba dónde había soldados que necesitaban ser rescatados y, tras sobrevivir a un disparo, regresó a Río como héroe. Cuando murió, la policía hizo una colecta para que lo disecaran, y es exhibido con un collar de plata que tiene grabadas las palabras “Constancia, Amor y Fidelidad”.
Los perros mestizos todavía encuentran ayuda dentro de los batallones policiales. Uno en Río adoptó un caramelo en 2018 y le dio el rango de cabo. En una ceremonia en julio, fue ascendido a sargento.
En medio de esta moda de los perros caramelo, uno podría pensar que los brasileños corren a adoptarlos. Sin embargo, voluntarios de dos refugios dijeron a la AP que todavía los pasan por alto para y prefieren perros más pequeños, más peludos o más blancos.
El refugio Indefesos, en Río, tenía 217 perros el 12 de diciembre —aproximadamente la mitad de ellos caramelos. Uno trepa un muro de 1,80 metros para dar la bienvenida a los visitantes, con su pelota favorita en el hocico.
Siempre que Indefesos recibe una camada con caramelos, los voluntarios se apresuran a publicar fotos en Instagram. Los cachorros de caramelo son inevitablemente elegidos al final.
“Es absurdo. Nos apresuramos porque sabemos que ese animal, cuando crezca, nunca tendrá la oportunidad de tener un hogar”, dijo Rosana Guerra, presidenta de la organización sin fines de lucro. “Terminan quedándose, en espera de una adopción que nunca llega”.
En la película de Netflix, el perro callejero irrumpe en la vida agitada de un chef enfocado en su carrera profesional y lo ayuda a valorar el presente. Freitas, el director, manifestó que su objetivo es que la película toque el corazón de los brasileños y transforme su afinidad por los caramelos en acción.
El cachorro que persiguió al repartidor aquel día gris de octubre fue encontrado en una caja junto a una carretera con sus nueve hermanos. Cuatro de ellos interpretan a la versión joven de la estrella de 1 año de la película, que también era un perro callejero. Desde que terminó el rodaje, el 26 de noviembre, seis de esos perros, alguna vez sin hogar, fueron adoptados por miembros del equipo de filmación y otras personas.
“Es una historia que espero que sea digna de los perros, porque son increíbles”, dijo Freitas, con su propio caramelo —la inspiración de la película— a sus pies. “Ellos cambian nuestras vidas”.
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