El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, enfrenta una creciente presión tras la abrupta renuncia de su ministra de Finanzas, Chrystia Freeland, en medio de un conflicto sobre cómo responder a las amenazas de aranceles por parte de Donald Trump. La situación ha dejado a su gobierno en un estado de desorden y ha suscitado llamados a su dimisión desde dentro de su propio partido.
La renuncia de Freeland, quien también se desempeñó como viceprimer ministra, se produjo justo antes de que presentara un importante informe económico. En su carta de renuncia, criticó a Trudeau por optar por "gimmicks políticos costosos" en lugar de abordar la amenaza del nacionalismo económico agresivo de Trump. La situación se complica aún más con la pérdida de un escaño clave en la Cámara de los Comunes, lo que ha dejado a los liberales en una posición vulnerable.
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La salida de Freeland ha dejado a Trudeau en una posición precaria, con miembros de su propio partido pidiendo su renuncia. En un evento en Ottawa, el primer ministro reconoció que había sido un "día difícil", aunque no se refirió directamente a la crisis. La presión se intensifica con la llegada de Trump a la Casa Blanca, quien ha prometido imponer un arancel del 25% a los productos canadienses si no se refuerza la seguridad en la frontera compartida.
Los economistas advierten que estos aranceles podrían tener un impacto devastador en la economía canadiense. La incertidumbre generada por la renuncia de Freeland y la falta de una respuesta clara del gobierno han llevado a analistas a calificar la situación como "confusa e incierta". Chris Sands, director del Canada Institute, señaló que Trudeau se encuentra aislado, con los ministros más talentosos de su gabinete abandonando el barco.
La oposición ha aprovechado la crisis para exigir la renuncia de Trudeau. Pierre Poilievre, líder del Partido Conservador, ha instado a convocar elecciones federales de inmediato, afirmando que "todo está fuera de control". Con las elecciones programadas para octubre, la presión sobre Trudeau aumenta, especialmente tras la caída de su índice de aprobación del 63% al 28% en los últimos años.
En una reunión con su grupo parlamentario, Trudeau escuchó las preocupaciones de varios miembros que le instaron a considerar su dimisión. Sin embargo, el primer ministro se mostró firme en su intención de no renunciar de inmediato, aunque admitió que reflexionará sobre los acontecimientos recientes. A pesar de la crisis, Trudeau se mostró "orgulloso" de los logros de su gobierno y reafirmó su compromiso de presentarse a las próximas elecciones.
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La renuncia de Freeland y la inestabilidad en el gobierno de Trudeau han llevado a los líderes provinciales a reunirse para abordar la amenaza de los aranceles de Trump. El premier de Ontario, Doug Ford, describió la situación en Ottawa como "caótica" y se comprometió a transmitir un mensaje de estabilidad y certeza a nivel nacional. La crisis actual no solo afecta a Trudeau, sino que también pone en riesgo la cohesión del Partido Liberal y su capacidad para enfrentar los desafíos económicos que se avecinan.
