Además de ser el club más laureado de la historia del fútbol, el Real Madrid también puede presumir de tener una de las canteras más rentables de este deporte. La Fábrica blanca no deja de producir talento año tras año. Si bien es cierto que la gran exigencia del club, hace que muchos de estos jugadores no tengan la oportunidad de consolidarse en el primer equipo; el Real Madrid ha podido beneficiarse durante los últimos años de los ingresos millonarios que le han aportado las ventas de algunos de sus canteranos.
Nombres como el de Álvaro Morata o el de Achraf Hakimi encabezan una lista de futbolistas que han aportado a las arcas del club blanco más de 300 millones de euros en los últimos años. Muchos de ellos tuvieron la oportunidad de demostrar su talento en el primer equipo, aunque no consiguieron consolidarse como titulares y terminaron optando por buscar un destino en el que tener más protagonismo. Otros, sin embargo, apenas disputaron algunos minutos como jugadores de la primera plantilla del Real Madrid, un hecho que no impidió que el club blanco pudiera sacar rentabilidad con sus ventas.Hasta el momento, el fichaje de Álvaro Morata por el Chelsea en la temporada 2017-2018 ha sido el que más ingresos ha aportado al Real Madrid a la hora de firmar la venta de uno de sus canteranos. Su venta al club inglés aportó un total de 80 millones de euros a las arcas del club blanco, que teniendo en cuenta los 22 millones que pagó la Juventus en la temporada 2014 para hacerse con sus servicios, suman un total de 102 millones de euros. Una cantidad considerable que le coloca en el primer puesto de esta gran lista.
La temporada 20-21 fue una de las más rentables para el Real Madrid en cuanto a venta de canteranos se refiere. El club blanco tomó la decisión de desprenderse de algunos futbolistas formados en La Fábrica como lo fueron Achraf Hakimi, Óscar Rodríguez o Sergio Reguilón. Todos ellos habían conseguido tener la oportunidad de cumplir uno de los deseos con el que muchos niños sueñan: debutar con el primer equipo del Real Madrid. En el caso de Óscar Rodríguez fue algo prácticamente testimonial, ya que el canterano solo logró disputar algunos minutos en un encuentro de Copa del Rey contra el Fuenlabrada en la temporada 17-18. Finalmente fue traspasado al Sevilla en el año 2020 por un total de 15 millones de euros.
El caso de Hakimi y Reguilón fue diferente. Ambos jugadores consiguieron disputar varios partidos con el primer equipo del Real Madrid en diferentes competiciones. Sin embargo, su falta de protagonismo hizo que ambos tomaran la decisión de terminar viajando al extranjero en el 2020 en busca de una nueva oportunidad. Sergio Reguilón fichó por el Tottenham inglés por un total de 30 millones de euros, mientras que Achraf Hakimi terminó uniéndose a las filas del Inter de Milán por un total de 40 millones.
Jugadores como Rafa Marín, Borja Mayoral o Marcos Llorente han sido algunos de los últimos grandes talentos de La Fábrica en abandonar el club dejando consigo grandes ingresos para el club que los vio crecer como futbolistas. A pesar de las continuas lesiones que el equipo blanco ha sufrido en la defensa durante los últimos meses, a sus 22 años de edad Rafa Marín terminó fichando este mismo verano por el Nápoles. Su marcha a Italia dejó claro que Ancelotti no contaba con el joven central de cara a la presente temporada, por lo que el club blanco decidió prescindir de sus servicios para venderle por 12 millones de euros.
Algo parecido les ocurrió a jugadores como Borja Mayoral o Marcos Llorente, que no fueron capaces de terminar de explotar su talento durante los minutos que disputaron con la camiseta del primer equipo del Real Madrid. Finalmente tomaron la decisión de abandonar el club blanco, aunque no se fueron muy lejos de La Fábrica. Borja Mayoral fichó por el Getafe por un total de 10 millones de euros, mientras que Marcos Llorente fue traspasado al Atlético de Madrid por una cantidad que rondó los 40 millones. Lejos quedan ya los 25 millones de euros que el PSG pagó en el año 2016 para hacerse con los servicios de Jesé Rodríguez, quien se convirtió entonces en la venta más cara de la historia de La Fábrica blanca.