El baloncesto europeo se ve conmocionado por la trágica noticia del fallecimiento de Janis Timma, exjugador de equipos como Baskonia, Monbus Obradoiro y Olympiacos, cuyo cuerpo fue encontrado el pasado lunes en la entrada de un edificio de cinco pisos en Moscú. Según el informe preliminar de los servicios de emergencia rusos, la causa de su muerte parece ser un suicidio, aunque las investigaciones siguen en curso.
Junto al cadáver de Timma, de 32 años, se halló su teléfono móvil, en el que había un mensaje que decía: "Llama a Anna", seguido del número de teléfono de su exesposa, la cantante y actriz ucraniana Anna Sedokova. El mensaje parece arrojar una luz sobre la angustia emocional que atravesaba el jugador, quien había estado casado con Sedokova desde 2020, pero su relación terminó en diciembre de 2023, tras un divorcio que fue confirmado el día 9 de ese mes.
La ruptura de su matrimonio con Sedokova fue pública y dolorosa para el jugador. A menudo compartía sus emociones en redes sociales, donde sus seguidores pudieron ver cómo Timma lidiaba con el dolor de la separación. En sus mensajes, el jugador dejaba entrever sus pensamientos más oscuros, incluyendo comentarios que indicaban pensamientos suicidas, según fuentes cercanas al caso. El exjugador acusó a su exmujer de priorizar el dinero sobre el amor, lo que añadió más tensión a una relación que ya se había caracterizado por constantes altibajos, según declaraciones de Sedokova, quien confesó que ambos "rompieron 20 veces" antes de finalmente separarse.
Janis Timma fue un jugador de baloncesto que dejó su huella en varias ligas europeas. Su carrera incluyó importantes pasos por equipos como Olympiacos, Khimki, Unics Kazán, Darussafaka y, en España, por el Baskonia, con el que jugó la temporada 2017-18. Más recientemente, estuvo en el Monbus Obradoiro, equipo con el que no pudo evitar el descenso en la última temporada. Tras su salida de Galicia, Timma se trasladó a Rusia, donde jugaba en un equipo de baloncesto 3x3 mientras trataba de recomponer su relación con Sedokova. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, la reconciliación no llegó y el matrimonio terminó en un divorcio que dejó una profunda huella emocional en el jugador.
El caso de Janis Timma subraya una realidad dolorosa: la salud mental de los deportistas, que a menudo se encuentra invisibilizada en el ojo público. Aunque en la cancha son admirados por su destreza, muchos de ellos enfrentan luchas personales profundas que, como en este trágico caso, pueden culminar en tragedias irreversibles.
El baloncesto, como muchos otros deportes, pierde a un talentoso jugador y, en este caso, la familia y amigos de Timma pierden a un ser querido, cuya lucha emocional fue más compleja de lo que muchos pudieron haber imaginado.
