Este martes, Donald Trump sería oficialmente el presidente de Estados Unidos, tras la reunión del Colegio Electoral que certificará los resultados de la votación de los delegados elegidos en los comicios del 6 de noviembre. Este proceso, aunque a menudo pasa desapercibido, es crucial para la formalización de la elección presidencial.
La Constitución establece que el Colegio Electoral se reúne el primer martes después del segundo miércoles de diciembre, aunque el término "Colegio Electoral" no aparece en el texto constitucional. Los 538 delegados, que representan a los estados y al Distrito de Columbia, votan en sus respectivas capitales, firmando actas y emitiendo certificados de voto que luego se envían al Congreso y a los Archivos Nacionales.
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El proceso de certificación del Colegio Electoral ha sido objeto de controversia, especialmente en las elecciones de 2020, cuando Donald Trump se negó a aceptar su derrota. Intentos de presión sobre algunos estados y la creación de listas de "falsos electores" complicaron la situación. En este contexto, se han presentado cargos contra varios involucrados en el plan de electores falsos, que buscaban afirmar que Trump había ganado en estados donde en realidad perdió.
A pesar de su importancia, el Colegio Electoral es visto como un anacronismo por un 63% de los estadounidenses, según una encuesta del Centro Pew. Muchos ciudadanos consideran que el presidente debería ser elegido mediante un proceso de votación directa, en lugar de un sistema que permite que alguien asuma el cargo sin haber obtenido la mayoría de los votos populares. Este mecanismo fue creado como un compromiso entre diferentes intereses políticos y sociales en el momento de la fundación del país, pero su relevancia actual es cuestionada.
A pesar de que más de 700 iniciativas han sido presentadas para modificar o eliminar el Colegio Electoral, la falta de voluntad política ha impedido cualquier cambio significativo. La dificultad para alcanzar los dos tercios de cada cámara del Congreso y la ratificación por parte de tres cuartas partes de los estados hace que cualquier reforma sea poco probable. Así, el Colegio Electoral continuará existiendo, a la espera de que surjan nuevas controversias que lo coloquen nuevamente en el centro del debate político.
